Mexicanos en 2 guerra mundial

Mexicanos en 2 guerra mundial gy asdtskts HOR6pR 17, 2011 | 70 pagos LAS INFANTERÍAS INVISIBLES: MEXICANOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL* Enrique PLASENCIA de la PARRA Universidad Nacional Autónoma de México EL 26 DE MAYO DE 1943 LA Séptima División de infantería del ejército estadounidense intentaba desembarcar en Attu, isla del archipiélago de las Aleutianas, en el mar de Bering. Era un día frío, con niebla; el fuego de la artillería japonesa impedía el avance. El soldado José P. Martínez tomó la decisión de iniciarlo, actitud que fue seguida por sus compañeros. A pesar de esto,

Martínez puso fuera de combate dos nidos de ametralladoras, atrajo el fuego japonés, pero a costa de su vida; sus compañeros obtuvieron así mejores osiciones. Pocos días después la isla era recuperada. Martíne OF70 del Congreso, la máxi a en el ejército estado dense «mexicano-american estadounidenses de q m la Medalla de Honor puede obtenerse que recibía un entes o ciudadanos artinez provenía de una familia de Taos, Nuevo México, con varias generaciones de residir en esa entidad. Su caso no seria el único, pues a lo largo de la segunda guerra mundial muchos mexicano-americanos se distinguirían en la lucha.

Fecha de recepción: 23 de septiembre

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de 2002 Fecha de aceptación: 20 de enero de 2003 * Agradezco a Armando Arreaga su excelente trabajo en la revisión del Archivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores. 1–;xnex, LII: 4, 2003 1021 1022 Pocos días después, en Los Ángeles, se dio el llamado «motín de los pachucos», que en realidad fue un ataque de soldados estadounidenses contra jóvenes que, por su forma de vestir, extravagante para la época, eran fácilmente identificables. Se relacionaba a los pachucos con mexicanos, a pesar de que jóvenes de distinto origen étnico seguían la misma moda.

También se les acusaba de todo tipo de delitos. El manejo que una parte de la prensa (la cadena de William Randolph Hearst) hizo de este incidente y la campaña negativa que lo precedió, llevaron a muchos a concluir que los mexicano-americanos causaban disturbios cuando el país más necesitaba la paz interna. Esa culpa inducida sentía el soldado Frank Lares en una base en Alaska, cuando sus compañeros le recriminaban el comportamiento de sus paisanos en California. Al conocerse las hazañas de José Martínez los cuestionamientos terminaron, y más tarde se conoció la manipulación que la prensa había hecho del incidente.

Ambos hechos, coincidentes en lo temporal, muestran realidades contrastantes sobre los mexicanos en Estados Unidos. El primero me interesa resaltarlo no tanto por el valor extraordinario de Martínez, sino más bien por el hecho de que actos como el suyo se soslayaran en la mayoría de las versiones oficiales sobre la partlcpación estadounidense en la segunda guerra. Era finalmente otra forma de mantener en el subsuelo a esta minoría étnica, como si fueran invisibles. El segundo es un buen ejemplo de cómo se sacaba a la luz al mexicano, de cuándo dejaba de ser invisible: participando en asaltos, motines y riñas allejeras. exicano, de cuándo dejaba de ser invisible: participando en asaltos, motines y riñas callejeras. En este articulo pretendo analizar la actuación de chicanos y mexicanos en la guerra. Intento saber qué tan importante fue, en qué condiciones se dio, qué papel sostuvieron los gobiernos de México y Estados Unidos ante esta participación; también cómo fue percibida por los veteranos que participaron, cómo cambió su vida, y en forma más general de qué modo afectó a la comunidad mexicana en ese país al terminar el conflicto bélico.

MORIN, 1963, pp. 55-56. MEXICANOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL 023 En la época de la guerra se utilizaba el término «mexicano- americano», que en general se refería a residentes legales o ciudadanos estadounidenses de origen mexicano. Fue hasta la década de los sesenta, con el movimiento chicano por los derechos civiles, que los mexicano-americanos comenzaron a llamarse a sí mismos «chicanos». 2 En este trabajo usaré indistintamente ambos términos, pues se refieren al mismo tipo de persona.

Entiendo que el uso de estos vocablos tiene un valor muy importante entre la comunidad de origen mexicano, sobre todo a ra[z del activismo chicano en los años setenta. Pero ese movimiento, que buscaba una identidad propia, diferente al establishment anglosajón, también buscaba su inclusión en esa sociedad. El origen de esta lucha, cuando menos en su aspecto más activo, está en la posguerra. Si se había peleado a nombre de la democracia y la libertad, había que empezar en casa.

Por ello, conscientemente, decidí usar chicano y mexicano-americano de forma indisti ello, conscientemente, decidí usar chicano y mexicano-americano de forma indistinta. Otra aclaración: el tema que trato en este artículo ha sido poco estudiado, por tanto es sólo el primer olpe a una veta que requerirá de otros mineros. LOS CHICANOS ANTES DE LA GUERRA Históricamente, la migración a Estados Unidos se ha dado por la diferencia en la productividad agrícola en ambos países, así como por la disparidad de salarios.

En áreas rurales, pero también en urbanas y suburbanas, la migración ha pesado por la subsistencia, y por la búsqueda de un nivel de vida por encima de esa subsistencia. En el periodo de 1910-1930 los mexicanos que buscaron la frontera creció enormemente, debido a los trastornos causados por la Revolución, pero también por el auge económico que había en el suroeste estadounidense (para os estudiosos de ese país, el suroeste comprende los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y California).

Se calcula que en ese periodo cruzaron la frontera 1 000 000 de mexicanos. En 1924 el 2 GRISWOLD, 1996, pp. 13-18. 1024 ENRIQUE PLASENCIA DE LA PARRA gobierno restringió la migración, estableciendo el sistema de cuotas, que consistía en otorgar un numero predeterminado de visas a ciudadanos de distintos países, aunque hubo excepciones. Una de ellas fue para los mexicanos, pues la mano de obra barata y abundante se consideraba indispensable para el desarrollo economico.

A pesar de ello, en la década de los veinte se oía con frecuencia el discurso sobre la inferioridad racial del mexicano, y el eterno argumento de que quitaban puestos de trabajo a la población blanca. racial del mexicano, y el eterno argumento de que qutaban puestos de trabajo a la población blanca. La gran depresión, que estalló en 1929, acentuó la estridencia de ese discurso, y la crisis estrechaba el mercado laboral, tanto para los nuevos inmigrantes como para los ya establecidos.

La campaña antimexicana y la crisis favorecieron la deportación masiva de aproximadamente 500000 personas en los primeros años de la epresión. 3 Las nuevas disposiciones migratorias, la creación de la polic[a fronteriza y la deportación masiva de los treinta cambió la percepción del hecho, antes sencillo, de pasar la frontera, convirtiéndolo en toda una odisea y en un trauma para quien lo intentaba. Por eso en la literatura chicana aparece con frecuencia el río Bravo como metáfora de la gran herida abierta entre ambos países. También en el migrante comenzaba a pesar más la categoría de ser legal o ilegal. ?ste era el escenario, y éstos eran los antecedentes de miles de mexicanos que participaron en la segunda guerra. Un buen número de ellos eran hijos de esta oleada que salió del país en los años revolucionarios. EL EFECTO PEARL HARBOR Aunque el estadounidense medio era profundamente aislacionista, el desarrollo del conflicto iniciado en Europa en 1939 cambió sensiblemente la percepción de cuál debería ser el papel de Estados Unldos. Sobre todo pesó la rápida capitulación de Francia y el peligro de que Inglaterra la silJn estudio clásico de este periodo, GAMIO, 1969.

También véanse GONZÁLEZ NAVARRO, 1994Y BUSTAMANTE, 1997. 1025 guiera en poco tiempo. En s OF BUSTAMANTE, 1997. guiera en poco tiempo. En el verano de 1941 una encuesta mostraba que 85% creía que el pars se vería arrastrado a la guerra; 68% consideraba más importante derrotar a Alemania que mantener la neutralidad. 4 El presidente Franklin D. Roosevelt era partidario de la intervención; en 1940 impuso el servicio militar y comenzó un programa de rearme y modernización del ejército, el cual era sumamente pequeño e incapaz para campañas extensas fuera del país.

El 7 de diciembre de 1941 la fuerza aérea japonesa atacó por sorpresa la base estadounidense de Pearl Harbor (en la isla hawaiana de Oahu), destruyendo gran parte de su armada. El ataque sirvió a Roosevelt para galvanizar el apoyo de todo el país en una guerra total contra las potencias del Eje. El llamado presidencial tuvo una respuesta formidable entre la población en general, así como en los medios políticos y de los negocios. Estaba mal visto ser joven y no portar uniforme, sinónimo de no estar participando en ese gran esfuerzo. En los testimonios de los veteranos chicanos, gran parte hace referencia a ese 7 de diciembre; a muchos los motivó para inscribirse como voluntarios. El crecimiento de la industria bélica logró algo que las polticas del New Deal no habían podido alcanzar: el pleno mpleo. Pero en perjuicio de asuntos en que la sociedad era particularmente sensible, como el máximo de horas de trabajo permitido y la cancelación del uso de huelgas; se entendía que el tema de la seguridad social era una asignatura pendiente para después del conflicto.

Cua 6 OF la seguridad social era una asignatura pendiente para después del conflicto. Cuando éste finalizó, en Gran Bretaña se puso en práctica un plan de seguridad social que cubría todas las etapas de la vida del ciudadano, y ese plan influyó en el resto del mundo occidental. Pesaba política y moralmente no destinar recursos ara programas de seguridad social cuando la totalidad del país había participado en un esfuerzo gigantesco. Además, existía el precedente benéfico que había tenido el gasto deficitario en los anos del New Deal y de la economía de gueADAMS, 1998, p. 25. Testimonio de Santiago Enríquez de Rivera, en Mañana (1 6 dic. 1944). 54 1026 rra. Aunque muy lejos del plan británico, Estados Unidos creó un programa muy atractivo para los ex combatientes: la Ley de Reincorporación de los Veteranos de Guerra (conocida como G. l. Bill of Rights). Los veteranos tenían derecho a una cantidad or un periodo de readaptación, así como a préstamos para vivienda o negocios, becas y pensiones alimentarias para los que decidieran acabar sus estudios o iniciar una carrera.

Entre 1945-1952 el gobierno invirtió 13 500 000 000 de dólares tan sólo en las becas que beneficiaron a 8 000 000 de veteranos. 6 EL EFECTO «POTRERO DEL LLANO» En el terreno diplomático el presidente Roosevelt también se preparaba para la guerra. La debilidad de los países de Iberoamérica era una preocupación en las esferas militares estadounidenses. De ahí la necesidad de una colaboración para la defensa de todo el continente. En la Conferencia de La Habana de julio de 1940 se adoptó la Convenc defensa de todo el continente.

En la Conferencia de La Habana de julio de 1940 se adoptó la Convención de Asistencia Recíproca, la cual establecía que cualquier amenaza a la integridad territorial de un Estado americano por parte de un poder extracontinental debería ser considerado un acto de agresión a los demás. El gobierno de Lázaro Cárdenas firmó la Convención y estuvo dispuesto a colaborar con Estados Unidos en la defensa del continente, pero se negó a que nuestros vecinos establecieran bases militares en suelo mexicano.

La costa oeste se consideraba la más susceptible de un ataque, por eso se pedían bases en Baja California. Ante la retórica de la defensa continental el gobierno cardenista enfatizaba la de la soberanía nacional, por convicción nacionalista, si, pero más por el interés que la coyuntura ofrecía para llegar a acuerdos hasta entonces utópicos: 1) un acuerdo en el monto de la indemnización de las compañías petroleras favorable a México; 2) terminar con el boicot al petróleo mexicano (impuesto después de la expropiación); 3) apoyo para la modernización del 6 ADAMS, 1998, pp. 29-330. 1027 jército; 4) restablecer la compra de plata mexicana por parte del gobierno estadounidense, y 5) que éste negara su apoyo a una eventual rebelión del candidato opositor, Juan Andrew Almazán. Algunos de estos objetivos se alcanzarían hasta la siguiente administración, pero las bases ya habían sido puestas. 7 En otras palabras, nuestros vecinos estaban interesados en asuntos multilaterales, la defensa hemisférica, y México en cuestiones bil estaban interesados en asuntos multilaterales, la defensa hemisférica, y México en cuestiones bilaterales.

El nuevo presidente —Manuel Ávila Camacho— heredó la postura ntifascista del cardenismo, que había condenado las invasiones contra varios países (Etiopía, Austria, Checoslovaquia y Polonia) por parte de Mussolini y Hitler, además de apoyar a los republicanos españoles. Ávila Camacho rompió relaciones con las potencias del Eje e incautó barcos de esas naciones anclados en puertos mexicanos.

A pesar de todo esto, el gobierno mexicano se asumía como neutral en el conflicto bélico. A raíz de Pearl Harbor, la presión por las bases militares fue mayor, ya que los estadounidenses temían un ataque japonés utilizando territorio mexicano. La respuesta del gobierno fue nombrar a Cárdenas comandante de la Región del Pacífico; debido al nacionalismo a ultranza del discurso cardenista, la medida era un mensaje unívoco sobre el tema de las bases.

Finalmente, debido al desarrollo del conflicto, para fines de 1942 un ataque japonés dejaba de ser un peligro real y por tanto, la necesidad de bases en gaja California. La neutralidad terminó con el hundimiento del «Potrero del Llano», buque petrolero con bandera mexicana, en mayo de 1942. El gobierno mexicano declaró la existencia de un «estado de guerra» con las potencias del Eje. Más que una espuesta favorable e inmediata de la población, los mexicanos vieron la declaración y la colaboración con el vecino del norte con enorme suspicacia.

Era un rumor bastante aceptado creer que habían sido ellos los que habían hundido el buque mexicano y no un submarin bastante aceptado creer que habían sido ellos los que habían hundido el buque mexicano y no un submarino alemán, para así terminar con la neutralidad mexicana. El semanario Tiempo publicó un sondeo con la pregunta: «¿debía Mé7 PAZ SALINAS, 1990, pp. 52-58. 1028 Xico participar en la guerra? » , se oponía 59. 3%, mientras que estaba a favor.

Esto fue cambiando poco a poco, gracias a campañas propagandísticas muy amplias en favor de la guerra y contra el fascismo, además del control ejercido sobre los medios de comunicación, sobre todo la radio y el cine, como lo ha mostrado el estudio de Ortiz Garzas También influyó en la propaganda el gobierno estadounidense por medio de compañías como Colgate, Coca-Cola y otras, que vendían sus productos, pero también los ideales que eran banderas de los aliados, como la democracia y la libertad.

En el ámbito político, tanto la derecha del partido Acción Nacional, como la izquierda —desde la CTM e Lombardo Toledano hasta el partido Comunista—, dieron su apoyo al presidente. La izquierda mexicana había cambiado radicalmente su postura después de que Hitler rompió el pacto germano-soviético al invadir Rusia en 1941.

Fue a raíz de este hecho que se conformó la alianza llamada Naciones Unidas, formada en un principio por la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos, y a la que se fueron adhiriendo una gran cantidad de países. En la población existía el temor de una leva generalizada, de ahí que el discurso oficial hablara de «una guerra militarmente defensiva y económicamente ofensiva», defensa del continente y