LOS 4 NOVISIMOS

LOS 4 NOVISIMOS gy rubengarciD12 cbenpanR 10, 2016 17 pagos LAS POSTRIMERíAS O LOS 4 NOVISIMOS. Toda nuestra realidad futura se ilumina desde Jesús, concretamente, desde su realidad de Resucitado. Solo él, verdadero hombre nos podría revelar también en la realidad gloriosa lo que es el hombre. (GS 22) Juan pablo II C] Los hombres y mujeres de hoy parecemos andar por esta vida sin rumbo y sin medida del tiempo, ya que no sabemos hacia dónde vamos al final de esta vida en la tierra y, además, no sabemos medir el tiempo de aquí con reloj de eternidad.

San Juan Pablo II Las prédicas antes del Concilio solían recordar nuestro futuro después de la muerte: «Acuérdate de que al fin te presentarás ante Dios con toda tu vida». Tales prédicas, penetraban profundamente en el mundo íntimo del hombre. Sacud(an su concienc PACE 1 ori? confesionario, produ n ‘a Cruzando el Umbral ¿QUE SON LOS NOVI illas, le llevaban al ‘n acción salvífica» (JP II, Los novísimos son la rama de la eolog[a que trata de lo que sucede tras la muerte. Se habla poco de estos temas, pero son asuntos que nos incumben a todos y que conviene tener presentes.

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llaman en los Libros Santos las cosas postreras que acaecerán al hombre. Benedicto XVI ha hablado de la necesidad de evangelizar sobre la vida eterna. Muerte, juicio, infierno y gloria necesario evangelizar sobre la muerte y la vida eterna, realidades particularmente sujetas a creencias supersticiosas y sincretismos, para que la verdad Cristiana no corra el riesgo de mezclarse con mitologías de diferentes tipos. La muerte es «la separación del Alma el Cuerpo» (CIC 1005). No obstante, esta muerte es solo un paso, ya que solo muere el cuerpo pues el alma es eterna.

La verdadera muerte es la que San Juan llama en su Apocalipsis «segunda muerte» Apoc. 20, 14; que es la condenación eterna, la muerte del alma. Sin embargo, la primera muerte es el «salari02 del pecado. Romanos. 6,23 y fue una maldición hasta que vino Cristo, que con su obediencia la convirtió en bendición Romanos 5, 19-21. San pablo enseña que la muerte es consecuencia del pecado de Adán; Rom 5, 12 : «Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos habían pecado» ; cf. Rom 5, 15; 6,5; 8, 10,17; 1 Car. , 21 s; 2 Timoteo 2,11. Con la llegada de la muerte cesa el tiempo de merecer y desmerecer y la posibilidad de convertirse. Es doctrina fundamental de la Sagrada Escritura que la retribución que se reciba en la vida futura dependerá de los merecimientos o desmerecimientos adquiridos durante la vida terrena. El soberano Juez hace depender su sentencia del cumplimiento u omisión de las buenas obras en la tierra El tiempo en que el hombre decide su suerte eterna es aquel en de las buenas obras en la tierra que se hallan reunidos el cuerpo y el alma, porque la retribución eterna caerá sobre ambos.

El hombre saca de esta verdad un estímulo para aprovechar el tiempo que dura su vida sobre la tierra. E JUICIO El alma del ser humano es juzgada por su Creador después de la muerte. Debe distinguirse entre el juicio particular y el juicio unlversal. El juicio universal se refiere al juicio final en el que se juzgará al mundo entero y se confirmaran las sentencias de Dios, este será el fin de los tiempos. Inmediatamente después de la muerte tiene lugar el juicio particular en el cual el fallo divino decide la suerte eterna de los que han fallecido (sentencia próxima a la fe).

Se dicta la sentencia de eterna consecuencia: Infierno o Gloria (cielo o paraíso). En caso de necesidad el alma deberá primero ser purificada antes de entrar a la eterna bienaventuranza, este es el purgatorio. Benedicto XVI dice Cuando no se conoce el juicio de Dios, cuando no se conoce la posibilidad del infierno, del fracaso radical y definitivo de la vida, no se conoce la posibilidad y la necesidad de la purificación.

Entonces el hombre no trabaja bien para la tierra, porque en definitiva pierde los criterios, no se conoce más a sí mismo al no conocer a Dios, y destruye la tierra. Diario L’Espresso, 11 II 2008. Juicio particular: La doctrina del juicio partic destruye la tierra. Diario L’Espresso, 11 II 2008. Juicio particular: La doctrina del juicio particular no ha sido definida, pero es presupuesto del dogma de que las almas de los difuntos van Inmediatamente después de la muerte al cielo, al infierno o al purgatorio.

Los concilios unionistas de Lyon y Florencia declararon esto (Dz 464, 693). Lumen Gentium 48: Antes de reinar con Cristo glorioso, todos debemos comparecer ante el Tribunal de Cristo para dar cuenta cada uno de las obras buenas o malas que haya hecho en su vida ortal (2 Cora 5, 10); y al fin del mundo saldrán los que obraron el bien para la resurrección de vida; los que obraron mal para la resurrección de condenación Un. 5, 29; cf. Mt. 25, 46) Sor Maria Natalia Magdolna narra: Jesús me mostró a un alma mientras se acercaba a su juicio particular.

A un lado estaba su Ángel de la Guarda y al otro Satanás. El juicio fue rápido y en silencio. El alma pudo ver en unos instantes toda su vida, no con sus propios ojos, sino con los de Jesús. Vio sus manchas grandes y pequeñas. Si el alma va a la condenación, no siente remordimiento por lo que ha hecho. Jesús permanece callado y l alma se aparta de Él, y entonces Satanás lo arrastra al infierno. Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo, Jesús -con un amor indescriptible- extiende su mano e Indica el lugar a donde el alma debe ir.

Si va al purgatorio, Jesús le dice: «Entra», y el alma se dirige al purgatorio aco Si va al purgatorio, Jesús le dice: «Entra», y el alma se dirige al purgatorio acompañada de nuestra Señora y de su Ángel custodio. Esas almas son muy felices pues ya vieron su lugar en el Cielo. Sor María Natalia Magdolna narra en La Victoriosa Reina del Mundo Un día le pregunté a Jesús: ¿De qué depende nuestra alvación? Me contestó: La salvación no depende de hoy, de mañana o de ayer, sino del último momento. Por eso ustedes deben arrepentirse constantemente.

Ustedes se salvan porque Yo los he salvado y no por sus méritos. Solamente el grado de la gloria que ustedes reciben en la eternidad depende de sus méritos. Por lo tanto, deben poner en práctica dos cosas: el arrepentimiento y la confianza en Dios. Digan con frecuencla: «Jesús, en tus manos encomiendo mi alma». San juan de la Cruz escribió que, «a la tarde, te examinarán en el amor». Y Benedicto XVI, en su encíclica Spe salvi, afirma que ?el Juicio de Dios es esperanza, tanto porque es justicia, como porque es gracia. ?. Carlos Cancelado trata del juicio Cl Un sacerdote experto en Postrimerías, dice que tendremos cinco juicios: nos van a examinar sobre cinco temas: cómo fue nuestro amor a la familia, amor al prójimo, amor al mundo y a la naturaleza, amor a Dios y amor al propio camino o vocación. CIELO La felicidad esencial del ci s de los justos que en SOF17 el instante de la muerte se de toda culpa V pena de en el instante de la muerte se hallan libres de toda culpa y pena de pecado entran en el cielo (de fe).

C] El cielo es un lugar y estado e perfecta felicidad sobrenatural, la cual tiene su razón de ser en la visión de Dios. Jesús habla del Cielo C] Jesús habla del cielo con la imagen de un banquete de bodas (Mt 25, 10; cf. Mt 22, 1 ss; Lc 14, 15 ss), calificando esta bienaventuranza de «vida» o «vida eterna»; cf. Mt 18, 8 s; 19, 29; 25, 46; Jn 3, 15 ss; 4, 14; 5, 24; 6, 35-59; 10, 28; 12, 25 ; 17, 2. La condición para alcanzar la vida eterna es conocer a Dios y a Cristo: «Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo» On 17, 3).

Los limpios de corazón verán a Dios (cfr. Mt S, 8). San pablo habla del cielo C] San pablo escribe: «Ni el ojo vio, y ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Cor 2, 9 ; cf. 2 Cor 12, 4). n Los justos reciben una gloria que no tiene proporción con los padecimientos de este mundo (Rom 8, 18). En el Cielo veremos a Dios cara a cara (l cor 13, 12; 2 cor 5, 7). Cielo San Juan afirma que por la fe en Jesús se consigue la vida eterna (cf. Jn 3, 15).

La vida eterna consiste en la visión inmediata de Dios. «Seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es» (1 Jn 3, 2). En el Cielo, todos los males físicos han desaparecido (cf. Apoc 7, 9-17). Cielo San Josemaría decía: Vamos a pensar lo que será el Ciel Cielo C] San Josemaría dec(a: Vamos a pensar lo que será el Cielo. Y traía a colación lo que dice el Evangelio: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó a hombre por pensamiento cuáles cosas tiene Dios preparadas para los que le aman. ?Os imagináis qué será llegar allí, y encontrarnos con Dios, y ver aquella hermosura, aquel amor que se vuelca en nuestros corazones, que sacia sin saciar? Yo me pregunto muchas veces al día: ¿qué será cuando toda la belleza, oda la bondad, toda la maravilla infinita de Dios se vuelque en este pobre vaso de barro que soy yo, que somos todos nosotros? Y entonces me explico bien aquello del Apóstol: ni ojo vio, ni oído oyó… Vale la pena, hijos míos, vale la pena.

Felicidad accidental del cielo D En el Cielo hay una felicidad accidental procedente del natural conocimiento y amor de bienes creados (sent. común). Es motivo de felicidad accidental para los bienaventurados el hallarse en compañía de Cristo y la Virgen, de los ángeles y los santos, los seres queridos y los amigos, el conocer las obras de Dios. La unión del alma con el cuerpo glorificado el día de la resurrección significará un aumento accidental de gloria. Propiedades del cielo C] a) Eternidad Ü La felicidad del cielo dura por toda la eternidad (de fe).

J Benedicto XII declaró : «Y una vez que haya comenzado en ellos esa visión intuitiva, cara a cara, y ese goce, subsistirán continuamente en ellos esa misma visi esa visión intuitiva, cara a cara, y ese goce, subsistirán continuamente en ellos esa misma visón y ese mismo goce sin interrupción ni tedio de ninguna clase por toda la eternidad» (Dz 530). Propiedades del cielo b) Desigualdad C] El grado de la felicidad celestial es distinto en cada uno de los bienaventurados según la diversidad de sus méritos (de fe).

El Concilio de Florencia (1439) declara que las almas de los plenamente justos «intuyen claramente al Dios Trino y Uno, tal cual es, aunque unos con más perfección que otros según la diversidad de sus merecimientos» (Dz 693). C] Jesús nos asegura: «El Hijo del hombre dará a cada uno según sus obras» (Mt 16, 27). San pablo enseña: «Cada uno recibirá su recompensa conforme a su trabajo» (1 Cor 3, 8), «El que escaso siembra, escaso cosecha; el ue siembra con largura, con largura cosecharé» (2 Cor 9, 6); En el Cielo hay muchas moradas ü Jesús nos habla de que en la casa de su Padre hay muchas moradas On 14, 2).

TERTULIANO comenta: « ¿Por qué hay tantas moradas en la casa del Padre, sino por la diversidad de merecimientos? ». SAN AGUSTÍN, en las muchas moradas que hay en la casa del Padre celestial On 14, 2), ve los distintos grados de recompensa que se conceden en la vida eterna. Y a la supuesta objeclón de que tal diversidad engendraría envidias, responde: «No habrá envidias por los distintos grados de loria, ya que en todos los bienaventurados reinará la unión de la caridad» (J distintos grados de gloria, ya que en todos los bienaventurados reinará la unión de la candad» (Jn. tr. 67, 2). Benedicto WI «Hoy, todos somos bien conscientes de que, con el término cielo, no nos referimos a un lugar cualquiera del universo Con este término cielo, queremos afirmar que Dios, el Dios que se ha hecho cercano a nosotros, no nos abandona ni siquiera en la muerte y más allá de ella, sino que nos tiene reservado un lugar y nos da la eternidad; queremos afirmar que en Dios hay un ugar para nosotros. [… ] Nada de lo que para nosotros es valioso y querido se corromperá, sino que encontrará plenitud en Dios».

Homilía de115 de agosto de 2010 Así razona J. Cabodevilla En el cielo el hombre sigue siendo una criatura y posee una capacldad de goce limitada. Sln embargo, ésta puede ser acrecentada indefinidamente. Siempre desbordará Dios la capacidad del hombre para gozar de Él, pero siempre estará en su mano dilatar más y más esa capacidad. Cielo C] La felicidad que encuentra el marido con su esposa, la encontrará Dios contigo (Is 62,5). Es la delicada intuición de Teresa de Lisieux al ir a visitar a Jesús en el Sagrario: No estoy aquí por mi, sino por Él.

Voy a ver a Dios porque eso le gusta, porque se alegra de verme (A, 79v). Cielo – el Buen Ladrón Cl A la petición del buen ladrón: acuérdate de mí cuando estés en tu Reino, el Señor responde: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (v. 43). De tu Reino, el Señor responde: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (v. 43). C] De modo que el estado del Cielo es, fundamentalmente, el de estar con Él. (Lucas 23, 42). El Cielo: una relación viva y personal con la Santísima Trinidad

San Juan Pablo II explicó: «El cielo o la bienaventuranza en la que nos encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la Santísima Trinidad». Y añadió que «esta situación final se puede anticipar de alguna manera hoy, tanto en la vida sacramental, cuyo centro es la Eucaristía, como en el dan de sí mismo, mediante la caridad fraterna. Si sabemos gozar ordenadamente de los bienes que el Señor nos regala cada día, experimentaremos ya la alegría y la paz de que un día gozaremos plenamente». INFIERNO

Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal van al infierno (de fe). C] El infierno es un lugar y estado de eterna desdicha en que se hallan las almas de los réprobos. Es ésta la primera idea clara que hemos de tener sobre el infierno Es el hombre quien elige el rechazo del amor: no se trata de un castigo de Dios infligido desde el exterior, sino del desarrollo de premsas ya puestas por el hombre en esta vida… es la última consecuencia del pecado mismo (San Juan Pablo II, Catequesis de los Miércoles, 28-VII-2000). El infierno es un misterio que nos rebasa. Su verdad es ante todo una llamada a