La incorporación de nuevas tecnologías a la policía

Menú principal indice de Scripta Nova Scripta Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21. 741-98 Vol. VIII, núm. 70 (43), 1 de agosto de 2004 DE LA «SOCIEDAD DISCIPLINARIA» A LA «SOCIEDAD DE CONTROL'» LA INCORPORACIÓN DE NUEVAS TECNOLOGÍAS A LA POLIC[A Jesús Requena Hldalgo Estudiante de doctorado Universidad de Barce De la «sociedad disci incorporación de nue Las nuevas tecnologi PACE to View nut*ge control»: la ia (Resumen) la informacion son la expresión de un movimiento desde la «sociedad disciplinaria» la «sociedad de control», un orden social distinto. Hoy, la clásica representación del poder, basada en la idea del panóptico unidireccional, ya no sirve para explicar la forma en que es ejercida la vigilancia.

La policía, como institución y como actividad, se ha visto obligada a incorporar técnicas y tecnologías nuevas, acordes a la nueva racionalidad. Junto a las preocupaciones y discusiones que ha generado la tensión entre la efectividad de las nuevas tecnologías en el campo de la seguridad y la legitimidad de su uso, hay otras consecuencias de esta incorporación que deben ser tenidas en cuenta. Palabras clave: nuevas tecnologías, sociedad de control, policía (Abstract) The new information

Lo sentimos, pero las muestras de ensayos completos están disponibles solo para usuarios registrados

Elija un plan de membresía
and communication technologies are the society» to the «society of control», a different social order.

Now, the classic representation of power, grounded in the idea of the unidirectional panoptic doesn’t serve to explain the way in which the suweillance is exercised. The police and policlng have had to adopt new technologies, in accordance with the new rationality. Next to worries and discussions that the tension between the effectiveness of the new technologies in the field of security and he legitimacy of their use has generated, the adoption of new technologies has other consequences. Key words: new technologies, society of control, police.

Buena parte de las reflexiones sobre la aplicación de nuevas tecnologías en el ámbito de la gobernabilidad se alinean en un eje de tension que se extiende entre sus enormes potencialidades para la eficacia del ejercicio del podery los peligros que entrañan desde el punto de vista de la legitimidad de la autoridad [1] Ya antes de que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación revolucionasen nuestras estructuras sociales, utores como George Orwell y Aldous Huxley alimentaron una corriente de pensamiento tecnopesimista que se concretó en obras sobre las antiutopías, trabajos como 1984 0 Un mundo feliz, ideales utópicos convertidos en pesadillas distópicas como Oceana, en la que un Estado policial dirigido por un partido único en un futuro totalitario y tecnificado refuerza su poder a costa de la humanidad de sus súbditos.

Aunque no sea difícil encontrar ejemplos de ineficacias de la tecnología en todos los campos de la gestión pública y privada, lo 2 1 ejemplos de ineficacias de la tecnología en todos los campos de la estión pública y privada, lo cierto es que la burocracia tradicional, de haber dado la espalda a las nuevas tecnologías, no hubiese Sldo capaz de hacer frente a las complejidades de las sociedades actuales y se habría visto abocada al colapso administrativo. Aunque también la haya complejizado, la expansión tecnológica ha facilitado la gobernabilidad de las sociedades avanzadas. En este sentido, no hay que extrañarse de que, con bastante frecuencia, se destaquen y se lancen voces de alarma contra los efectos perversos de la técnica: algo parecido ha ocurrido con tros procesos históricos, como el propio avance del capitalismo, en los que se verificaron las mismas contradicciones, disolventes y creadoras a la vez.

En un juego de constante dislocación y crisis, las instituciones tradicionales han ido incorporando de manera acelerada nuevas tecnologías en su gestión al tiempo que se ha constatado cierto desorden frente al cual, el antiguo orden institucional se ha visto puesto en cuestión. En una «revolución sin revolución», sin nuevos grupos sociales que tomen el poder de otros, la incorporación de nuevas tecnologías ha acabo superando muchas instituciones las ha obligado a adaptaciones radicales, cuando no las ha condenado a la obsolescencia. Asimismo, ha hecho necesaria la creación de realidades jurídicas y políticas nuevas a una velocidad no siempre suficiente (por ejemplo, la realidad ha ido por delante de las leyes, como en la caso del derecho y la navegación aérea).

Especialmente en un momento como éste, y en la medida que estas tecnologías 31 aérea). Especialmente en un momento como éste, y en la medida que estas tecnologías ha puesto en cuestión conceptos como el de espacio y frontera, su adopción ha obligado también a epensar ideas importantes en nuestros ordenamientos políticos y sociales, como las que giran en torno al concepto de soberanía nacional. Sin embargo, la reflexión sobre el impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no se agota, como es obvio, en esta línea de tensión entre la eficacia y la legitimidad. Hay, a su alrededor, otros efectos, quizás menos evidentes, que merecen ser tratados.

La evolución de la policía, como institución y como actividad de naturaleza eminentemente informacional, ha estado marcada por la incorporación de tecnologías del transporte y la comunicación. Desde el siglo XIX, cuando se instalaron los primeros telégrafos, hasta el siglo XXI, en el que otras tecnologías desarrolladas inicialmente para usos militares han sido puestas al servicio de las policías para su trabajo cotidiano, el proyecto ha sido el mismo: ir de la ciudad a sus planes y viceversa, cada vez con mayor potencia. Desde luego, en todo este trayecto, los métodos de trabajo han ido cambiando, así como las formas de definir y controlar los dlferentes espacios urbanos. Al mismo tiempo, el papel de la policía, como depositaria del monopolio legítimo del ejercicio de la vigilancia, se ha visto trastocado.

Además, la adopción de estas nuevas tecnologías ha tenido que vencer ciertas resistencias y ha puesto de relieve ciertos fenómenos que merecen cierta atención en este breve panorama sobre el impacto de las nuevas tecnologías en 4 31 que merecen cierta atención en este breve panorama sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la policia y el trabajo policial. De la sociedad disciplinaria a la sociedad de control: la policía en la transición a un nuevo orden social. La aparición y el desarrollo de los servicios de policía en las ciudades americanas y europeas desde mediados del siglo XIX deben ser explicados en relación al desarrollo del aparato administrativo racional, aquello que Max Weber llamó la burocracia moderna, un hecho trascendental para el Estado[2].

Desde entonces, los diferentes cuerpos de policía, desde las competencias establecidas en sus reglamentos, han contribuido al mantenimiento de estos aparatos en la medida que han suministrado información, algo clave si se tiene en cuenta que la capacidad del Estado administrativo ha dependido, desde sus inicios, del conocimiento de la sociedad y de las desviaciones que aparecen respecto de lo que se ha considerado un uncionamiento regular, en sintonía con un proyecto de ciudad determinado[3]. En el interior de este Estado administrativo, el poder panóptico se ha reproducido en las escuelas, en los centros de trabajo, en los hospitales, y también más allá de los encierros, por medio de instituciones como la policía, que acabará culminando, ya en el siglo XX, el proyecto de un poder sin un afuera.

La nueva ciudad que surge de las transformaciones urbanas de los siglos XVIII y XIX, la ciudad transparente, se constituirá en un espacio abierto a la vigilancia y al examen en el que se disciplinarán los omportamientos de las clases urbanas fuera de aquellos sitios diseñados y organizado s 1 disciplinarán los comportamientos de las clases urbanas fuera de aquellos sitios diseñados y organizados para la observación. Junto a la escuela y al hosp’tal, la policía vino a romper el monopolio que, hasta entonces, había tenido el poder judicial sobre todo lo que tenía que ver con la desviación social. Se trata de poderes adjuntos diseñados para disolver el desorden que suponía la ciudad previa, la ciudad opaca, en todos sus espacios. Estos nuevos poderes de la llamada sociedad disciplinaria peraban según el principio fundamental del panóptico: la inspección. La diferencia entre el panóptico de Bentham y el Estado panóptico no es más que cuestión de complejidad.

En el ejercicio más evidente del poder, la incorporación de las prmeras tecnolog(as no fue sino el reforzamiento de ese pnncpio de la inspección. La incorporación del telégrafo y, más tarde, del teléfono a las tareas del gobierno urbano supuso un salto cualitativo importante que debe ser interpretado, entre otros, en el marco del advenimiento de un nuevo orden social. El crecimiento demográfico que conocieron las ciudades de Europa y América en la segunda mitad del siglo XIX las hizo cada vez más vulnerables en un momento en que las limitaciones de las instituciones de gobierno existentes, en cuanto a la prestación de ciertos serwcios o a la ausencia de ciertas infraestructuras, hacían imposible una gestión eficiente de los sistemas urbanos.

Sin líneas de transporte adecuadas que permitieran la extensión de las ciudades, la ciudad-fábrica vio como su densidad demográfica crecía continuamente, al mismo ritmo que la concentración de las activ 6 1 concentración de las actividades, con lo que la amenaza que epresentaban los grandes incendios, las epidemias y los tumultos empezaron a cuestionar muchos ámbitos de la vida urbana. La búsqueda de soluciones tecnológicas y los cambios institucionales y organizativos, como los que afectaron a los servicios médico-sanitarios, los bomberos o la policía, fueron la opción de los gobiernos locales para dar solución a esta cuestión.

Muy a menudo, innovaciones y reorganizaciones se produjeron a un tiempo, exigiéndose o facilitándose mutuamente, tal y como ocurrió antes en el mundo empresarial con el telégrafo. A partir mediados de selo, la construcción de redes de onducción de agua (incendios y epidemias) y de alcantarillado (evacuación de aguas sucias), el desarrollo de la red viaria y la mejora de las calzadas (reducción de las densidades) vinieron a relajar, junto con una innovación como el telégrafo, las tensiones urbanas producidas por esos peligros antes mencionados. Las innovaciones tecnológicas en materia de comunicaciones permitieron a las autoridades municipales hacer frente a los problemas más directamente relacionados con la seguridad, como el de los incendios y las alteraciones del orden público.

Primero en América (1820) y más tarde en Europa (1840-50), a puesta en marcha de sistemas de comunicación telegráfica mejoraron la eficacia y la eficiencia de la prestación de servicios y, como en el caso de la policía, condujeron su reorganización en la [nea de la burocratización y de la profesionalización. Pronto, el telégrafo fue utilizado para transmi burocratización y de la profesionalización. Pronto, el telégrafo fue utilizado para transmitir información sobre hechos ocurridos de una ciudad a otra pero su trascendencia fue mayor en el trabajo cotldiano de la policía en la ciudad[4]. En sus primeros usos, el telégrafo fue utilizado para conectar uestos de policía con unas dependencias centrales.

En los Estados Unidos, en las décadas de 1850 y 1 860, la compañía Gamewell Fire Alarm Company construyó sistemas de alarmas contra incendios y para lapolic[a en varias ciudades como Nueva York, Boston o Filadelfia[5]. Ninguno de esos sistemas, sin embargo, permitía la comunicación entre el patrullero en la calle y las dependencias policiales. Inicialmente, el sistema telegráfico, en su uso policial, fue desarrollado para una mejor coordlnación entre unidades policiales a la hora de hacer frente a tumultos revueltas más que para responder a las necesidades más cotidianas que tenían que ver, por ejemplo, con la delincuencia. En América, como en Europa,entre 1830 y 1850, la primera preocupación de los gobiernos urbanos en las principales ciudades fue la prevención de las alteraciones del orden público.

Precisamente en Filadelfia, en 1855, su alcalde, Robert T. Conrad, comentaba lo siguiente al respecto: Es imposible, en muchos casos, decir cuándo, dónde o de qué manera explotará una insurrección popular, y con una policía de un centenar de hombres ocurrirá a menudo que se ierden horas antes de que un número suficiente de hombres puedan intervenir. Mientras tanto, vidas y propiedades pueden ser perdidas, y la majestuosidad y autoridad de la Ley están expuestas al despre 31 propiedades pueden ser perdidas, y la majestuosidad y autoridad de la Ley están expuestas al desprecio (desacato) por la traición de la ineficiencia de las autoridades.

Ahora, toda la fuerza policial tiene una sola alma, y esa alma es el telégrafo[6]. La reconfiguración del sistema telegráfico para que el policía pudiese operar en él desde las calles y para extender así el ontrol de la burocracia policial, ocurrió en 1867. La Gamewell comercializó un telégrafo policial que situaba cajas de señales eléctricas en puntos específicos de las rondas en el distrito o la demarcación de trabajo y los conectaba, por medio de cables, con las dependencias centrales. Inicialmente estaban equipados con un dial con el que los policías sólo podían comunicar determinadas alarmas o necesldades a su central: por ejemplo, requerir un vehículo, una ambulancia o un médico.

Hasta 1880, solo siete sistemas de este tipo fueron construidos, y no en las principales ciudades. Seguramente, el motivo por el cual este sistema fue incorporado tan lentamente tiene que ver con la naturaleza de la actividad policial que, a diferencia de la que desarrollan, por ejemplo, los bomberos, que esperan acuartelados a que se produzca alguna alarma, es más preventiva que reactiva[7]. Después de 1882, el número de ciudades que incorporó sistemas de alarma policlales se aceleró y hacia 1902 ya había 142 en funcionamiento[8]. Rápidamente, en el primer cuarto del siglo XX, la mayor parte de los primeros sistemas, basados sólo en el telégrafo, fueron sustituidos por el teléfono.

El propósito, en ambos casos, era el mismo: establecer una red de comunicacione propósito, en ambos casos, era el mismo: establecer una red de comunicaciones que hiciera transparente el territorio por la presencia intercomunicada de agentes de policía a partir de un sistema de cablnas que estaban conectadas con las dependencias policiales mediante cables telefónicos. Cada cabina contenía un mecanismo de señales telegráficas más un teléfono que podían conectar con dependencias en las que esperaban efectivos dispuestos para responder en caso de alarma y desplazarse n furgones. En 1881, a propósito de Chicago, en el Scientific American, se explicaba claramente qué se pretendía: Cuando toda la ciudad esté cubierta por este sistema, la analog(a entre la organizacion cívica y el sistema nervioso de un organismo vivo se habrá completado.

La organizaclón CIVica devendrá sensible, tanto para hablar desde cualquier punto, como para transmitir el pensamiento desde cualquier parte el celebro y cualquier ganglio nervioso subordinado -esto es, la central y las distintas dependencias policiales—será prácticamente instantánea[9]. Las cabinas eran verdes, con una cubierta de vidrio y una lámpara de gas en su techo. Podían ser abiertas por una llave que estaba en poder del policía de la zona o de otro «ciudadano responsable’ . Dentro habla una caja con un manubrio adosado a un lado que podía ser girado para enviar una señal a la central de policía; esta señal, que indicaba la localización de la cabina, podía ser impresa. Dentro de la pequeña caja había un disco y una manecilla que sólo el policía podía usar para marcar cinco opciones: «teléfono», «ladrones», «tumultos», «comprobación de la línea» y «fuego». La prime