La huida del juicio

La huida del juicio Gabriela Rodríguez FILO 3169 30 de noviembre de 201 5 p Momentos de abismo es el que te g sones cuyo reina, donde el desamparo se ha convertido en tu compás. Esos momentos donde no encuentras manera para deshacer del aprieto que hay en tu pecho, ni los nudos que hay en tu garganta, en tu barriga; el momento donde encuentras indiferencia donde siempre encontrabas valor; ese momento donde ‘todo’ se torna en ‘nada. ‘ ¿Cómo explicar un sentimiento que se basa en ‘nada’? ¿Un sentimiento tan subjetivo que solo la persona quien la siente la uede percibir?

La filosofía y distintos filósofos se dedicaron a darle el nombre a estas ocasiones que describo, lo nombraron: ‘angustia. ‘ Martin Heidegger comienza su interpretación de la angustia comparándola con ese sentir del miedo. Dice que hay una diferencia muy grande entre el miedo y la angustia. La diferencia consta en que el miedo siempre va tener algo ‘ante que’ o algo ‘por lo que’ sentir miedo. No necesariamente tiene sabe qué es aquello ante lo que es angustia>>, que oprime es la posibilidad de lo a la mano en general, es decir, el mundo mismo>>.

Ese «estar-en-el-mundo» del ser ahí

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es lo que lo lleva hacia la angustia, simplemente estar, simplemente viviendo, o como muchos dicen «muriendo. » Se enfoca mucho en la angustia naciendo del pensar al llegar a no existir, a no ser, o ser nada. Llegó a enfocarse también en que la angustia es producto de la amenaza constante de la muerte, esa muerte que ‘nos va’ y esa angustia, que así como la muerte, también ‘nos va. ‘ Esa muerte que nos es tan inconcluso, que siempre es nuestra posibilidad, que ‘le va’ a mi existencia porque en cualquier momento puedo morir.

Ese pensar que somos algo temporero, finito, es inherente al ‘ser ahin y ‘le va’ a cada uno de nosotros. Sin embargo, no me voy a enfocar en la angustia por la muerte, sino en cómo Heidegger no usa la angustia como un término depresivo ni como algo negativo. Por otra parte, él lo usa como algo que nos revela que hay que hacer algo ante esa angustia, hay que hacer algo ante ese ‘cómo me va’. Según Heidegger, «la angustia hace accesible el todo estructural del ser ahí. En la angustia, el ‘ante qué’ y el ‘por lo que’ del encontrase en un estado de ánimo son lo mismo.

El ser ahí se encuentra a si mismo—ante ahi se siente ‘no 2 en un estado de ánimo son lo mismo. El ser ahi se encuentra a sí mismo—ante ahí se siente ‘no en su casa’, pero ahí es que es libre para elegirse. » (parágrafos 39 y 40) Puede haber cierto tipo de aislamiento en el «ser ahf’ angustiado; sin embargo, es este mismo aislamiento que lo Sitúa precisamente ante su propio estar en el mundo (Gómez, Noelia). La angustia va seguida de una falta y una ausencia de aquello que es familiar, ya uno no se encuentra en ese espacio propio y cotidiano, despierta un tipo de encontrarse ‘no-estando-en-casa’.

Esta ‘inhospitalidad’ nos deja en un techo descubierto, y ahí es donde comienza ese abismo de posibilidades, cuyo dentro está la superación, del ir más allá, de remediar. La angustia sirve como esa medida que interrumpe la huida hacia ninguna parte en la que se halla preso el Dasein (Ferrer, Alberto). Es en ese momento que le entrega la razón del porqué de su huida, abriendo aquello que preferíamos no ver, nos lleva a eso de la ‘suspensión del juicio. ‘ Tomemos el ejemplo de una madre que acaba de despedir a su único hijo para la universidad en E. U.

Pasan los días y ya no e encuentra en esa cotidianidad, y se siente vacía, en un abismo. No sabe describir lo que siente porque en parte, es nada, no es algo concreto. pero siente algún tipo de desmotivación e indif 3 siente porque en parte, es nada, no es algo concreto. Pero siente algún tipo de desmotivación e indiferencia hacia la casa, ya no es igual, y se encuentra incomoda. Sin embargo, después, las cosas se empiezan a mirar con más claridad y se da cuenta que no tiene que estar así, pues le ha brindado la oportunidad de una educación excelente a su hijo, y puede encontrar nuevas actividades para hacer.

Luego, tomemos a un padre que necesita mantener su familia y acaba de perder su trabajo. No hubo remedio y la compañía tuvo que botar algunos de sus trabajadores. Uno sale de estas situaciones como perdido, sin saber qué hacer, dónde tomar, sin esperanza. Pasan los días y sigue entregándose a ese abismo de decepción e inquietud, sintiéndose en ese ‘no en casa. ‘ Sin embargo, no sabe que ese estar ‘no en casa’ es exactamente aquel que lo va llevar a sentirse ‘más en casa que nunca. Luego de unos días de re-evaluación, el señor decide no entregarse a eso de sentirse fracasado, acepta ue no hay más remedio que aceptar la derrota, y comenzar a buscar trabajo nuevamente. Se trata de ese estado de abismo que le abre los ojos y lo conduce hacia mirar las cosas de manera distinta, de sentir lo negativo, sentirlo comiéndose su pecho, pero decidir salir de ella, y ver las cosas de otra perspectiva. Sin embargo, la ang 4 7 Sin embargo, la angustia no siempre lleva a alguien a tomar medidas positivas, sino puede llevarlo a lo opuesto.

No encuentro que la angustia es algo que ‘nos va’, lo encuentro más como un estado de ánimo, algo que puedes sentir un momento al otro no. Yo he tenido momentos de angustia, he tenido momentos donde no sé qué es lo que me pasa, pero me siento en un abismo, nada me fascina, ni la misma mera fascinación. Pienso que es bien fácil perderse en la angustia, Heidegger lo ve como un sentir ‘que nos va’ y que nos hace re-evaluar nuestra existencia, y te guía a hacer algo sobre tu existir.

Para mí, la angustia puede ser uno de los sentimientos más adictivos. La angustia es ese «no estar en casa» pero «sin estar en casa, estás más en casa que nunca. » Sin embargo, no de manera positiva. ¿Por qué? Te explico. Hay personas que usan la angustia y no la saben aprovechar. Sentir nada pero puro aislamiento, ardor, sentir abismo—hay quienes le encuentran satisfacción a eso. Hay quien la angustia lo motiva a seguir hundiéndose, a seguir cayendo, a seguir empeorando.

Tomemos por ejemplo un poeta que dentro de su angustia, encuentra de qué escribir, encuentra su musa, pues su musa es ese estado de perdición, de sentirse aislado de todo, reconociendo na aislado de todo, reconociendo nada. También podemos tomar una persona con carácter masoquista, que encuentra placer en sentirse derrumbado. Por ejemplo, hay deambulantes que no quieren salir de su abismo, pues se encuentran desolados, y andan cegados por ese pensar que no pueden salir de donde están, y dentro de ese ‘no puedo’ se encuentra ese ‘no quiero’, y asf mismo la angustia los pierde.

La angustia puede desenfocar a una persona, haciéndolo perder visión hacia lo más allá, hacia las posibilidades positivas. por ejemplo, tomemos el mismo padre que perdió su trabajo y tiene que comenzar un trabajo nuevo que no le encanta. Llega al trabajo con una actitud negativa, aborrecido, con cara, no le gusta el nuevo ambiente y no quiere daptarse. Esta persona, sin darse cuenta, se está perdiendo en la angustia. En el no querer familiarizarse y darse la oportunidad, se hunde.

Aquella que tiene una enfermedad mortal puede también caer en una crisis existencial, nublada por la enfermedad, no quiere ver más allá, y como los otros, también se hunde. Para mí la angustia es el sentir primordial de cada ser, estoy a favor de Heidegger quien propone que es el sentir que nos pone a re-evaluar nuestro camino. Sin embargo, no siempre es de esa manera positiva sentir que nos pone a re-evaluar nuestro camino. Sin embargo, no siempre es de esa manera positiva y no siempre es para abrir nuestros ojos hacia las nuevas oportunidades.

Yo he sentido angustia, he sentido lo que es, y sé cuán fácilmente puede atraer una persona para mantenerlo ahí. Pero también sé que dentro de la frustración que uno siente en ella, también hay quienes quieren salir de ese sentir rápidamente, tomando en consideración cualquier oportunidad para no sentirse tan desolado. De verdad pienso que todo depende de la actitud de la persona, hay personas que les gusta sentirse que no tienen remedio, que les usta sentirse sin esperanza, y esos son quienes mismos pueden caerse y mantenerse derrumbado por la angustia.

Sin embargo, pienso que hay personas que saben lidiar con ella, y es muy necesario para darles claridad en lo que tienen en la vida y lo que van a hacer con ella. Referencias: Ferrer, Alberto. Temblor sin temor: miedo y angustia en la filosofía de Martin Heidegger. http://www. revistafactotum. com/revista/f_l Ola 1 5_Alberto_Ferrer. pdf Gómez Noelia. El futuro y la angustia. http://revistas. um. es/daimon/article/viewFile/119351/11 2451 Heidegger, Martin. El Ser y el Tiempo.