Doctrina social de la iglesia sobre la ecología.
Doctrina social de la iglesia sobre la ecología. ay oscARXDXXX H0R6p’1 17, 2011 8 Marco teórico: Doctrina social de la Iglesia La ecología En nuestra época se plantea con urgencia la llamada «cuestión ecológica» Se trata de una preocupación relativamente nueva, que deriva de la comprobación de que el hombre está deteriorando la naturaleza.
Podemos definir ecología como «el estudio de las relaciones entre medio ambiente y los organismos que viven en él» La ecología investiga, por ejemplo: _ la vida animal _ los v radiación solar; _ la composición del _ la evaporación y las adaptación de los ani l ambiente; org to View nut*ge producción y la biente, etc. El «medio ambiente» a su vez, incluye las condiciones externas y los elementos naturales que influyen sobre los organismos; está compuesto por: elementos sin vida, elementos vivos, las relaciones de los elementos naturales con el hombre y las relaciones de los hombres entre si. Cuestión ecológica» En 1987 el Papa Juan Pablo II señalaba la mayor conciencia de la limitación de los recursos disponibles, el respeto de la integridad y los ritmos de la naturaleza y de tenerlos en cuenta en la programación del desarrollo, en lugar de sacrificarlo. En uno
Manifestaciones La «cuestión ecológica» tiene múltiples y variadas facetas, todas ellas manifestaciones de una falta de respeto por la naturaleza, que lleva a la explotación abusiva de sus recursos, al progreslvo deterioro de la calidad debida de los hombres y puede conducir a la imposibilidad de la vida sobre latiera.
Algunos ejemplos de este problema son: _la contaminación de ríos, lagos y mares; _la tala de bosques y selvas y sus consecuencias; la disminución de la capa de ozono; el destino de los residuos urbanos; _la contaminación del aire, especialmente en grandes ciudades; _la constante desaparición de especies vegetales y animales; _ los riegos de la energía nuclear y la ubicacion finales de sus hechos; _ el efecto de fertilizantes, pesticidas y conservantes sobre los alimentos.
Algunas consideraciones de la Doctrina Social de la Iglesia al respecto nos dicen: _ Es necesario tomar mayor conciencia de que no se pueden utilizar impunemente las diversas categorías de seres vivos o inanimados, según las propias exigencias económicas. Sino que conviene tener en cuenta de cada ser y su mutua conexión en un sistema or conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado. Los recursos naturales son limitados, y algunos de ellos no son renovables. usarlos como si fueran inagotables, con dominio absoluto, pone seriamente en peligro su futura disponibilidad, no solo para las generaciones presentes, sino sobre todo para las futuras». El resultado directo o indirecto de la industrialización es la contaminación del ambiente con graves consecuencias para la salud de la población. Muchos descubrimientos recientes han producido innegables beneficlos a la humanidad, ellos manifiestan cual noble es la vocación del hombre a participar responsablemente en la acción creadora de Dios en el mundo.
Sin embargo se ha constatado que la aplicación de de algunos descubrimientos en el campo industrial y agrícola produce, a largo plazo, efectos negativos. Todo esto ha demostrado crudamente como toda la intervención en un área del ecosistema debe considerar sus consecuencias en otras aéreas y, en general, en el bienestar de las generaciones futuras. (Juan Pablo II) En este aspecto, la Iglesla rmra «con profunda Inquietud las incalculables posibilidades de la investigación biológica.
A nadie escapa como en un sector tan delicado lleven al hombre al borde mismo de la autodestrucción». Causas Juan Pablo II contesta que esta destrucción del ambiente natural se debe a que hay un error antropológico difundido en nuestro tiempo. El hombre descubre su capacidad para transformar el mundo con el propio trabajo, pero olvlda que este se desarrolla siempre sobre la base de la primera y originar 31_1f8 trabajo, pero olvida que este se desarrolla siempre sobre la base e la primera y originaria donación de las cosas por parte de Dios.
El hombre cree que puede disponer arbitrariamente de la tierra, sometiéndola sin reservas a su voluntad como si ella no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior dados por Dios, y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no puede traicionar. En vez de desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza, mas bien tiranizada que gobernada por él».
Que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como dueño» y «custod10» inteligente y noble, y no como «explotador y «demostrador» sin mngun reparo» «Cuando la preocupación por el progreso económico y tecnológico no va acompañada de una preocupación igual por el equilibrio del ecosistema, nuestra tierra se ve inevitablemente expuesta a serios daños ecológicos, con grave detrimento del bien de los seres humanos. La tierra y su potencial se consideran simplemente como objeto de uso y consumo inmediato… » Juan Pablo II. La crisis ecológica es de carácter moral.
En muchos comportamientos hay una falta de respeto a la vida. La contaminación o la destrucción del ambiente son fruto de una vision deductiva y antinatural, que configura a veces un verdadero y propio desprecio del hombre. Ecología humana El hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que sido dotado. Hay graves problemas de la moderna urbanización, la necesidad de un urbanismo preocupado por la vida de las personas, así como la debida atención a una ‘ecología social’ del trabajo».
Juan Pablo II. «La ciudad post-industrial constituyen el paso de la cultura rural a la cultura rbana, en ella se altera la forma con la cual en un grupo social, cultivan su relación consigo mismos, con los otros, con la naturaleza y con Dios». (Santo Domingo, conclusiones, NO 255) El crecimiento demográfico: La humanidad esta en peligro debido al crecimiento de la población mundial. Describiéndolo como «como explosión demográfica» le atribuyen consecuencias catastróficas para el hombre y para el planeta.
Robert Malthus pintó un panorama pesimista, sosteniendo que en algún momento los recursos alimentarios llegarían a ser insuficientes para las necesidades de la creciente población. Sostenía entonces la necesidad de limitar la natalidad. Esta teoría llamada «maltusianismo» veía dos tipos de freno para el crecimiento, las guerras, las plagas, y enfermedades, por un lado, y la continencia o el retraso del matrimonio por el otro.
Los «neomalthusianos» hoy tros métodos anticonceptivos, que Juan Pablo II afirma que «El ingenio del hombre parece orientarse, a limitar, suprimir o anular las fuentes de la vida, recurriendo incluso al aborto tan extendido por desgracia en el mundo, más que a defender y abrir posibilidades a la vida misma» («Centesimus agnus», NO 39) La Doctrina Social ha denunciado la existencia de campañas sistemáticas contra la natalidad, a menudo financiadas por gobiernos y organizaciones extranjeras.
Los obispos latinoamencanos manlfestaron en Santo Domingo: «Existe una distribución masiva de anticonceptivos, en su mayoría abortivos. Inmensos sectores de mujeres son Víctimas de programas de esterilización masivas. Nuestro continente sufre a causa del ‘imperialismo anticonceptivo, que consiste en imponer a rublos y culturas toda forma de contra concepción, esterilización y aborto, que sin respeto a las tradiciones religiosas, ?tnicas y familiares de un pueblo o cultura’ (Carta de La Santa Sede a la Reunión de Bangkok de la OMS)» (Conclusiones, NO 21 g).
El Concilio Vaticano II indicaba algunas soluciones: «Urge la que, por medio de una plena e intensa cooperación de todos los palses, pero especialmente de los más desarrollados, se halle el modo de disponer y de facilitar a la totalidad de la comunidad humana aquellos bienes que son necesarios para el sustent nveniente educación del Juan Pablo II señalaba dos graves obstáculos que es necesario vencer para lograr un justo equilibrio ecológico:
Las formas estructurales de la pobreza existentes en el mundo. «Es necesario ayudar a los pobres, a quienes la tierra ha sido confiada como a todos los demás, a superar su pobreza y esto exige una decidida reforma de las estructuras y nuevos esquemas en las relaciones entre los Estados y los pueblo» La guerra, «La ciencia moderna tiene ya, la capacidad de modificar el ambiente con fines hostiles, y a esta manipulación podría tener alargo plazo efectos imprevisibles y mas graves aún.
Determinados acuerdos internacionales prohíben la guerra química, bacteriológica y biológica, de hecho, en los aboratorios se sigue investigando para el desarrollo de nuevas armas ofensivas, capaces de alterar los equilibrios naturales. Cualquier guerra causaría daños ecológicos incalculables.
No sólo destruyen las vidas humanas y las estructuras de la sociedad, sino que dañan la tierra, destruyendo las cosechas y la vegetación, envenenando los terrenos y las aguas. Soluciones: «‘Con la dignidad humana se relaciona el derecho a un medio ambiente sano ya que éste pone de relieve el dinamismo de las relaciones entre el individuo y la sociedad.
El peligro de daños raves a la tierra y al mar, al clima, a la flora, exige un cambio profundo en el estilo de vida típico de la moderna sociedad de consumo, particularmente en los países más ricos» (Juan Pablo La Doctrina Social de la Iglesia proporciona orientaciones sobre las posibles Soluciones a la crisis ecológica: La necesidad «de un sistem orientaciones sobre las posibles La necesidad «de un sistema de gestión de los recursos de la tierra, mejor coordinado a nivel internacional. Las dimensiones de los problemas ambientales sobrepasan en muchos casos las fronteras década Estado.
Su solución, no puede hallarse sólo a ivel nacional». «Responsabilidad de cada Estado. No sólo deben aplicar las normas Aprobadas junto con las autoridades de otros Estado, sino favorecer También internamente un acuerdo de orden socio-económico, atendiendo particularmente a los sectores más vulnerables de la sociedad». La «necesidad moral de una nuevo solidaridad, especialmente en las relaciones entre los parses en vías de desarrollo y los pa(ses altamente industrializados. Los Estados deben mostrarse cada vez más solidarios y complementarios entre sí en promover el desarrollo de un ambiente natural y social pacífico y saludable».
La sociedad debe revisar seriamente su estilo de vida. «En muchos partes del mundo esta misma sociedad se inclina al hedonismo y al consumismo, pero permanece indiferente a los daños que éstos causa. La gravedad de la situación ecológica demuestra cuan profunda es la crisis moral del hombre». «No debe descuidar tampoco el valor estético de la creación. El contacto con la naturaleza es de por sí profundamente regenerador, así como la contemplación de su esplendor de paz y serenidad. La Biblia habla a menudo de la bondad y de la belleza de la creación, llamada a d 81_1f8