Desarrollo cultural del virreinato

Desarrollo cultural del virreinato gy mauborc HOR6pR 17, 2011 pagos Como sede del arzobispado de México, la ciudad atestiguó la construcción de una inmensa cantidad de conventos y templos, la mayoría de ellos realizados en estilo barroco que por su riqueza y magnitud rivalizaban con los construidos por los europeos. Así, durante la última etapa de la época virreinal, la Ciudad de México era considerada una de las ciudades más impresionantes construidas por los europeos en ambas partes del Atlántico, una auténtica «Ciudad de Palacios» como la definiera a finales del iglo WIII, el científico y viajero alemán Alexander von Humboldt.

De esta época de la historia datan la mayor parte de las construcciones del Centro Histórico, la Alameda Central (primer parque de la ciudad ), el Paseo de Bucareli y un sinnúmero de construcciones religiosas dispersas por toda la zona metropolitana, así como los barrios tradicionales de Coyoacán, San Ángel y Tlalpan. ors n onómica o Pero no todo en la c ni . burocracia poltica.

L través de institucion arte y festivales religi bié e manifestó a s por la Iglesia), ciones científicas, la creación de una dieta nueva y variada, la producción rquitectónica, una rica tradición de leyendas orales y

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una producción literaria basada en la crónica y en la poesía. En paralelo con la estructura social, los virreinatos españoles en América tenían pocas instituciones educativas para el pueblo en general, pero establecieron desde muy temprano prestigiosas universidades para los españoles y los criollos, I to nex: page los futuros administradores.

En Lima, por ejemplo, se fundó la Universidad de San Marcos desde 1 552, la cual ha continuado funcionando hasta hoy. La censura de libros por parte de la Inquisición católica fue ás estricta en América, donde estaban prohibidas todas las novelas, incluyendo la famosa obra de Miguel de Cervantes. Por lo tanto, el cultivo literario se concentró en las crónicas históricas y en la poesía.

En la práctica, sin embargo, habra un contrabando continuo de novelas europeas: se ha descubierto que en 1605, el mismo aho en que se publicó El Quijote, había en Cartagena (Colombia) y en Lima numerosos volúmenes de esta obra (ila ley se acata pero no se cumple! ). Además, desde 1 535, funcionaban muchas imprentas en las ciudades hispánicas de América. La escritora más famosa de la época colonial, y robablemente una de las mentes más brillantes que produjo el Nuevo Mundo, fue Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), quien desde niña impresionó a la corte de la Nueva España por sus vastos conocimientos.

Esta genial escritora, que se hizo monja para poder cultivar la actividad intelectual sin las restricciones del matrimonio, fue célebre por sus poemas barrocos, villancicos y obras teatrales, así como por su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), que defiende el derecho de las mujeres a la educación. Fue esta herencia múltiple y contradictoria, llena de posibilidades limitaciones, la que dio forma a lo que hoy se llama América Latina.

Su estética barroca, su diversidad étnica, sus paradojas economicas y sociales, encuentran sus raíces en la historia colonial, en la que las nuevas potencias europeas luchaban p encuentran sus raíces en la historia colonial, en la que las nuevas potencias europeas luchaban por la tierra y el trabajo de indígenas y africanos. En el proceso, tanto América como Europa se transformaron e influenciaron mutuamente, en relaciones verticales en cuanto al poder político y económico, pero horizontales u oblicuas respecto al patrimonio cultural.

El descubrimiento de América y su posterior e inmediata colonización significaron la introducción de la imprenta en el Nuevo Continente. En este sentido ocupa México el primer lugar, ya que en 1 535 los españoles introdujeron en la tierra de los aztecas la primera imprenta, la de Esteban Martin, de cuyos talleres salió al año siguiente el primer libro impreso en América: Escala espiritual para llegar al cielo, de San Juan Clímaco.

Cuatro años después se establece otro taller de impresiones, el de Juan Cromberger, regentado por Juan Pablos, al que siguieron otros arios, no solamente en la ciudad capital, sino en Puebla, Oaxaca, Veracruz y Guadalajara, de tal manera que desde el año de su introducción hasta la declaración de la Independencia, en 1821 los tórculos mexicanos imprimieron 12. 00 libros y folletos, labor que no desmerece ni por su calidad ni por su cantidad de las publicaciones que se hacían en los más importantes centros europeos. Se imprimieron obras catequistas, educativas, cartillas, gramáticas y vocabularios de hablas indígenas en más de diez lenguas americanas; libros de filosofía, teología, medicina, náutica, artes militares, derecho, recreación, etcétera. 31_1f3