Cuentos mexicanos

Cuentos mexicanos gychczICIO 110R5pA 17, 2011 2C pagcs Cuentos Mexicanos De los or[genes a la Revolución Compilación e Introducción de Luis Leal STOCKCERO 2 Copyright foreword & notes O Luis Leal ofthis edition O Stockcero 2007 Ist. Stockcero editian: 2007 ISBN: 978-1-934768- 2007908340 All righ reproduced, stored i or in part, in any for PACE 1 or20 4 to View serv Control Number: ok y not be ansmitted, in whole ronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without written permission of Stockcero, Inc.

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El «Pinto» José Vasconselos La casa im anta da. • • • • Alfonso Reyes La cena 91 Julio Torri Fantasía mexicana. — Martin Luis Guzmán Pancho Villa en la cruz 101 Rafael F. Muñoz Oro, caballo y 11 Francisco Monterde El salteador — 1 19 Gregorio López y Fuentes ……. 87 Una carta a Dios 123 Efrén Hernández Tachas . 129 Juan de la Cabada 1 59 Nellie Campobello Las barajas de Jacinto….. 63 Ramón Rubín El tortuguismo . 167 Edmundo Valadés Asunto De Dedos 175 De los orígenes a la Revolución 7 Nota preliminar Los cronistas e historiadores de la Nueva España nos dejaron suficiente evidencia de que el mito y la leyenda existieron en l México prehispánico, si bien en forma esencialmente oral . por lo general tanto el mito como la leyenda tenían una función cosmogónica o etiológica. Además, existe el Popol Vuh, colección antiquísima de mitos mayas.

Entre los cronistas las más ricas fuentes del cuento son las obras de Fray Bernardino de Sahagún, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Hernando Alvarado Tezozómoc y Diego Muñoz Camargo, entre otros. Durante la colonia no existen colecciones de cuentos. Sin embargo, eso no indica que el género no existiera. Se encuentra en las numerosas crónicas, historias y tras obras de los conquistadores, los religiosos y otros letrados. Sus obras, más que historias nos parecen libros de viajes por países maravillosos y sus textos tan extraños como cualquier novela.

Entre esos autores nombres de Fray Toribio 4 de Benavente («Motolinía» ervantes de Francisco Cervantes de Salazar, Juan Suárez de Peralta, Fray Mat(as de Escobar y Joaquin Bolaños. A partir de 1805, año que aparece el primer periódico, el Diario de México, el cuento se ve asociado al periodismo. José Joaquin Fernández de Lizardi incluía cuentos en los periódicos que él publicaba, y también los ntercalaba en sus novelas. Gran influencia también tuvieron las revistas literarias, fuente de numerosos cuentos.

Pero es necesario esperar hasta que José María Roa Bárcena, en 1870, publique Noche al raso, colección de cuentos integrados, y Vicente Riva Palacio sus Cuentos del general en 1896 para que el cuento mexicano obtenga prestigio como género literario, y con Gutiérrez Nájera, Amado Nervo y otros modernistas un alto nivel artistico. Durante el siglo veinte las tendencias fueron varias. Se inicia el siglo 8 con las escuelas de vanguardia, representadas por Alfonso Reyes, Julio Torri y otros.

Durante la Revolución aparecen los cuentos dedicados a ese importante evento histórico, y también a los problemas del pueblo indígena. Durante el período post- revolucionario el cuento obtuvo un alto puesto en las letras mexicanas con las obras de Juan José Arreola y Juan Rulfo, quienes le dieron prestigio internacional. En épocas más recientes se han distinguido como cuentistas Elena Garro, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes y José Emilio Pacheco. En esta colección hemos recogido cuentos representativos del género en México desde los orígenes hasta los años afectados por la Revolución.

Doy las gracias a Pablo Agrest Berge por su cuidadosa s OF afectados por la Revolución. Doy las gracias a Pablo Agrest Berge por su cuidadosa anotación del texto. Luis Leal Santa Bárbara – California – 2007 10 El Popal Vuh El Popo’ Vuh o Libro del Consejo, uno de los pocos libros genulnamente amencanos, fue escrito a medados del siglo XVI, en quiché, pero usando caracteres latinos. El manuscrito, que había permanecido en el olvido, fue desenterrado y vertido al castellano por Francisco Jiménez, fraile al servicio del curato de Santo Tomás en Chichicastenango (Guatemala).

Jiménez (nació n Écija en 1668) calificó el documento, con cierto prejuicio, de colección de cuentos de niños; aunque a primera vista no deja de parecerlo —en ciertos pasajes nos hace pensar en los cuentos indoeuropeos tan populares en Europa durante la edad media—, en verdad el popol Vuh tiene un profundo sgnlficado. Es, más bien, un Rig Veda americano en el cual se explican las tradiciones, creencias y costumbres de los antiguos quichés. El manuscrito fue publicado en Viena en 1857 y en París en 1861. La versión francesa del profesor Georges Raynaud fue traducida al español en 1927 por Miguel Ángel Asturias y J.

M. Conzález de Mendoza, bajo el título Los Dioses, los Héroes y los Hombres de Guatemala Antigua o El libro del consejo, Popol Vuh de los indios Quichés (París, Editorial París-América). La misma edición fue reimpresa en 1939 por la Universidad Nacional Autónoma de Méxlco, en la colección «Biblioteca del Estudiante Universitario», núm. 1, con Prólogo de Francisco Monterde. En 1947 Adrián Recinos publicó la mejor edición 6 OF Universitario», núm. 1, con Prólogo de Francisco Monterde. En 1947 Adrián Recinos publicó la mejor edición, Popol Vuh. Las antiguas historias del quiché (México, Fondo de Cultura

Económica), en traducción directa del texto original. La siguiente selección es un buen ejemplo de los varios cuentos etiológicos en forma de fábula que contiene este importante documento, primera colección de relatos americanos, en los cuales predominan las relaciones entre el ser humano y los animales. Bibliografía. – popal vuh. (México: UNAM, 1939). – popal vuh. Ed. Recinos (México, 1947). Por qué el sapo no puede correr [IJna vieja, no teniendo con quién llamar a sus nietos, que asisten al juego de pelota, se encuentra afligida]. n seguida le cayó un piojo sobre la falda.

Lo cogió y se lo puso en la mano, y el piojo se eneó y echó a andar. —Hijo mio, ¿te gustarla que te mandara a que fueras a llamar a mis nietos al juego de pelota? -le dijo al piojo. Al punto se fue el piojo contoneándose. Y estaba sentado en el camino un muchacho llamado Tamazul, o sea el sapo. —¿A dónde vas? – le dijo el sapo al piojo. —Llevo un mandado en mi vientre, voy a buscar a los muchachos -le contestó el piojo a Tamazul. —Está bien, pero veo que no te das prisa -le dijo el sapo al piojo-. ¿No quieres que te trague? Ya verás cómo corro yo, y asi llegaremos rápidamente. —Muy bien -le contestó el piojo al sapo.

En seguida e lo tragó el sapo. Y el sapo caminó mucho tiempo, pero sin apresurarse. Luego encontró a su vez una gran culebra, q tiempo, pero sin apresurarse. Luego encontró a su vez una gran culebra, que se llamaba Zaquicaz. —¿A dónde vas, joven Tamazul? -díjole al sapo Zaquicaz. —Voy de mensajero, llevo un mandado en mi vientre -le dijo el sapo a la culebra. —Veo que no caminas aprisa. ¿No llegaré yo más pronto? -le dijo la culebra al sapo. iVen acá! -contestó. En seguida Zaquicaz se tragó al sapo. Y desde entonces fue ésta la comida de las culebras, que todavía se tragan a los sapos.

Iba caminando aprisa la culebra y habiéndola encontrado el Vac [gavilán], que es un pájaro grande, al instante se tragó el gavilán a la culebra. Poco después llegó al juego de pelota. Desde entonces fue ésta 12 la comida de los gavilanes, que devoran a las culebras en los campos. Y al llegar el gavilán, se paró sobre la cornisa del juego de pelota, donde Hunahpú e lxbalanqué se divertían jugando a la pelota. Al llegar el gavilán se puso a gritar: —iAquí está el gavilán! -decía en su graznido-. iAquí está el gavilán! —¿Quién está gritando? ‘Vengan nuestras cerbatanas! exclamaron.

Y isparándole en seguida al gavilán, le dirigieron el bodoque a la niña del ojo, y dando vueltas se vino al suelo. Corrieron a recogerlo y le preguntaron: —¿Qué vienes a hacer aquP -le dijeron al gavilán. —Traigo un mensaje en mi vientre. Curadme primero el ojo y después os lo diré -contestó el gavi án. —Muy bien -dijeron ellos; y sacando un poco de la goma de la pelota con que jugaban, se la pusieron en el ojo al gavilán. Lotzquic le llamaron ellos y al instante quedó curada perfectamente por ellos la vista de gavilán. Lotzquic le llamaron ellos y al instante quedó curada perfectamente por ellos la vista del gavilán.

Habla, pues – le dijeron al gavilán. Y en seguida vomitó una gran culebra. — Habla tú -le dijeron a la culebra. —Bueno -dijo ésta, y vomitó al sapo. —¿Dónde está tu mandado que anunciabas? -le dijeron al sapo. —Aquí está el mandado en mi vientre -contestó el sapo. y en seguida hizo esfuerzos, pero no pudo vomitar; solamente se le llenaba la boca como de baba, y no le venía el vómito. Los muchachos ya quer[an pegarle. —Eres un mentiroso, le dijeron, dándole un puntapié en el trasero, y el hueso del anca le bajó a las piernas. Probó de nuevo, pero sólo la baba le llenaba la boca.

Entonces le abrieron la boca al sapo los muchachos y una vez abierta, buscaron dentro de la boca. El piojo estaba pegado a los dientes del sapo; en la boca se había quedado, no lo había tragado, sólo había hecho como que se lo tragaba. Así quedó burlado el sapo, y no se conoce la clase de comida que le dan; no puede correr y se volvió comida de culebras. Del Popol Vuh 13 El enano de Uxmal (Versión de Luis Leal) abía una vez una viejita que vivía sola. No tenia hijos y su esposo había muerto. Desesperada, un día la viejita tomó un huevo, lo envolvio en unos trapos y lo coloco en un rincón oscuro de su ormitorio.

Todos lo días lo desenvolvía, pero el huevo estaba igual. Un día, sin embargo, la viejita descubrió que, como por arte de magia, del huevo salia un niño. Llena de felicidad, lo llamó hijo. En año y medio el niño que de magia, del huevo salía un niño. Llena de felicidad, lo llamó hijo. En año y medio el niño que había salido del huevo ya andaba, y hasta hablaba. La viejita estaba contentísima y decía a todo el mundo que su hljo crecería y seria un gran señor. pero entonces algo pasó. El niño dejó de crecer. Pasaban los años y el hijo de la viejita no crecía. Se quedó del tamaño de un enano.

Era un enanito muy bonito y muy gracioso. Cuando caminaba por las calles del pueblo toda la gente se detenía para saludarlo y preguntarle cómo estaba su mamá. En la escuela algunos de los estudiantes le hacían travesuras. Pero a él no le importaba y todos los dias jugaba con ellos. También estudiaba mucho porque quería saberlo todo. A la viejita tampoco le importaba el tamaño de su hijo. Decía que el enanito era muy fuerte y muy valiente, a pesar de su tamaño. Todos los días repetía que su hijo sería un gran señor. Pasaban los años. El enanito ya no iba a la escuela, ues había terminado sus estudios.

Se quedaba en casa para cuidar a la viejita, que tenía muchos años y ya no veía. El hombre más fuerte del pueblo era el Gobernador, y siempre abusaba de su fuerza. Un día la viejita le dijo a su hijo que tenía que ir al palacio de la ciudad y desafiar al Gobernador para ver quién era en verdad más fuerte. El enanito no queria ir, pero su madre insistió y tuvo que obedecerla. 14 El enano se dirigió al palacio del Gobernador, el cual nunca había visto. Se quedó admirado de lo grande que era el edificio, de los muchos pisos que tenía, de sus altas torres y de sus muchas puert