Arbol
Arbol gy Hopeecc 1 110R6pp 17, 2011 5 pagcs El Pequeño Arbolito Hace mucho tiempo, durante una guerra terrible que asolaba los campos, una madre y sus dos hijos pequeños vivían en una casita, cerca de un bosque. El padre de los niños estaba en la guerra y ellos estaban tristes pensando en él. Eran malos tiempos. Los soldados pasaban y se llevaban todo lo que habían plantado en el huerto, sus gallinas, sus cerdos y cualquier otra cosa comestible que encontraban. Si, eran muy malos tiempos. Por suerte tenían buenos vecinos y se ayudaban mutuamente en o que podían.
Pero las guerras no solo son duras para las personas. También son muy malas para los árboles. Los bosques alrededor de la casa habían sido heridos por el fuego de los cañones, o cortados para hacer hogueras ue calentasen a los soldados. Cerca de la casa de A de nuestra historia, u grandes árboles pero pequeño aún, que la ors Sv. ipe to View gran bía aban los niños struido todos los ntacto. Era tan n pasado por encima sin tocarlo. El pequeño abeto se había puesto muy triste al ver a sus mayores morir de forma tan cruel. ?l ya sabía
Nadie parecía darse cuenta de su existencia hasta que una mañana vio que una mujer y dos niños se aproximaban. La niña tosía mucho pero el niño y su mamá parecían bastante fuertes. Se le acercaron decididos y para deleite del árbol, la mamá saco una pequeña hacha y cortó su delgado tronco. «iEsto si que es una aventura – pensaba el arbolito Quizá esta señora y sus hijos construyen barcos diminutos y me usaran como mástil de uno de ellos. Juan y su mamá, pusieron el árbol en una esquina del comedor de la casa, y lo colocaron bien recto. ¿Qué irán a hacer conmigo? , se preguntaba el abeto, pero cuando vio que los niños cogían sus juguetes viejos y los colgaban de sus ramas y empezaron a decorarlo con pequeños trozos de cintas, comprendió que se había convertido RI_IFS sus ramas y empezaron a decorarlo con pequeños trozos de cintas, comprendió que se habla convertido en un Árbol de Navidad. Por un lado, no había mejor destino que ser Árbol de Navidad, pero por otro a él le hubiera gustado ser un potente mástil que desafiara vientos y tempestades en medio de los océanos. Como no tenía muchas opciones, decidió que sería el mejor Árbol de Navidad del mundo.
Enderezó sus ramas tanto como pudo, y cuidó de que no se le cayera de ellas ningún juguete ni adorno cuando la pequeña Ana, que apenas había comido por culpa de la fiebre y la tos, se le acercaba tambaleando un poco, para acariciar sus verdes ramas. La mamá de Juan y Ana, a falta juguetes nuevos, les contó esa noche bonitos cuentos de hadas y duendes, historias de la Biblia y relatos de otras navidades pasadas, hasta que los niños se durmieron El Árbol escuchó bien atento todas y cada una de as palabras y las recordó, porque los árboles tienen la mejor memoria de todas las plantas.
No son como la hiedra, que recuerda solo lo que quiere o como el césped que se olvida de todo. Aún estuvo unos días el Árbol en la esquina de la sala, pero no vio a la pequeña Ana, que estaba en cama, muy enferma. Él quería ayudar pero todo lo que podía hacer era seguir sosteniendo lo 31_1fS en cama, muy enferma. Él quería ayudar pero todo lo que podía hacer era seguir sosteniendo los juguetes en sus ramas que, por cierto, ya empezaban a dejar caer algunas de sus agujas lo que le roducía un ligero dolor. Esa era la parte desagradable de ser un Árbol de Navidad.
Una mañana, Juan y su mamá, le descolgaron todos los juguetes y lo llevaron al cobertizo. «No lo cortemos todavía», dijo Juan. La mama estuvo de acuerdo. Además no tenia tiempo para eso. Estaba siempre al lado de Ana, que empeoraba. El pequeño abeto levanto la vista y vio una familia de ratones que lo miraba atentamente. «No pareces muy bueno para comer», dijo el ratón mas joven. «Estoy de acuerdo – dijo el Árbol, que nunca había oído hablar de ningún abeto que hubiera servido de comlda a os ratones – pero es posible que pueda ser bastante útil como caliente cama para todos vosotros».
Los ratones pensaron que era una buena idea, y entraron hasta el mismo corazón delÁrbol refugiándoseentresuramitas. El viento fue muy fuerte esa noche y hacia mucho frío. Los pequeños ratones estaban hambrientos y no podían dormirse. El Árbol recordó a la mamá de Juan y Ana. «Yo no puedo darles comida, pero sé los mas bonitos cuentos que nadie haya oído jamás’ . Y contó todas las historias que escuch 406 S pero sé los mas bonitos cuentos que nadie haya oído jamás».
Y ontó todas las historias que escuchó contar a la mamé de los niños, hasta que los ratoncitos se durmieron entre sus cálidas agujas. Y el Árbol también se durmió. Ya se estaba secando y se sentía muy cansado. Dos días después, ya no quedaba leña en el cobertizo. El padre ratón le dijo al Árbol; «Ellos te quemarán muy pronto». «iOjalá pueda quedarme despierto el tiempo suficiente contestó el Árbol. La mamá de los para hacer un buen fuego…! «, niños entró al poco rato y cortó el Árbol en pequeños trozos. En la sala hizo un gran fuego, y trajo a la pequeña Ana junto al alor. iDios quiera que rompa la fiebre con todo este calor y el olor a pino que desprende este arbolito»! Y el Árbol, oyendo esas palabras, ardió tan fuerte y tan caliente como pudo y de cada uno de sus trozos sacó hasta la última chispa del calor que contenían. Al amanecer, la fiebre de Ana había desaparecido y sólo quedaba un montoncito de cenizas del pequeño Árbol en la chimenea. Su destino se había cumplido como el de todo Árbol. Siendo útil a las personas hasta el final. Y más allá del final, porque nos dejó este bonito cuento. SÜFS