ANTIGONA resumen
ANTIGONA resumen gy Iuhernandez27 1 $eapa,1R II, 2016 1C pagcs Resumen ANTIGONA La tragedia comienza en el amanecer del día siguiente del final de la guerra, el día en el que los dos hijos de Edipo, Polinices que ha conducido el ejército de lo s argivos contra Tebas, y Eteocles que la ha defendido, se han dado muerte mutuamente. S on las dos hijas de Edipo las que están en escena. Antígona pide a su hermana Ismene que la ayude a enterrar a Polinices, contraviniendo el mandato de Creonte, que ha ordenad o que, como castigo al traidor, su cadáver quede insepulto.
Pero ésta, alegando que de si empre había sido una ersona temerosa e indecisa no le resto su ayuda y cuando le p rometió no decirle n PACE 1 orlo nadie, Antígona insist e to View nut*ge La llegada del Coro, f el saludo al nuevo di , obles tebanos, trae día de la victoria y, sobre todo, de la paz tras los horrores de la gu erra. Han sido llamados por el nuevo gobernante aunque aún no saben la razón. Hace su aparición Creonte y, antes de anunciar su primera disposi ción, expresa su confianza en que esos nobles
Es entonces cuand o anuncia su prohibición e que se cumpla con el sagrado deber de enterrar a Polinices, el «hermano traidor’ y que, en cambio, a Eteocles I en cambio, a Eteocles le rindan homenaje como defensor de la ciu dad. El coro es consciente de la gravedad de esa ley, de lo que supone de atenta do contra las leyes religiosas, pero, a fin de cuentas, están sujetos también a esa ord en y estén convencidos de que nadie sacrificaría su propia vida por contravenirla.
Sin embargo, están equivocados, como muestra la llegada de uno de los soldados encargados de vigilar el cadáver de Polinices para anunciar que al guien ha contravenido la ey y ha realizado ritos funerarios en su honor. Más tarde los guardias traen detenida a Antígona, porque ha sido ella la que ha violado esas leyes para mantenerse fiel al deber sagrado debido a los mu ertos. Creonte le preguntó si era ella quien había cubierto el cuerpo de Polinices y afirmó q sí , que habra sido ella y nadie más; pero Creonte no la creyó y pensó que Ismere tenía alg o que ver, pues la había visto muy inquieta y mandó traerla a su presencia.
Ismere había c ambiado de idea, y sin haber participado en los hechos le dijo a su tío Creonte que ella h abia ayudado a Antígona. Tras mandar a ambas a una celda, aparce Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona. La intransigencia de Creonte se convierte ya en ceguera , porque es incapaz de percibir que su condena a Ant[gona alcanzaría también a Hemón, I o que el Coro señala como algo que podría afectar al futuro del reino a través de su he redero, 20F 10 redero, ya que son dos ahora las muertes que esa inflexible orden de Creonte puede cau sar. ero nada hace cambiar la opinión de el gobernante que decide dejar en libertad a Ismere mientras que a Antígona la iba a dejar abandonada en una cueva con un poco de comida, la iba a enterrar n vida, para que así «su muerte no salpicara a la ciudad» La entrada de Antígona, camino de su mortal destino, nos la mues tra cambiada. Ha perdido su altivez y la seguridad inicial. Increpada por Creonte y abandona da por todos, Incluso por el Coro, su monólogo de despedida no es un canto de triunfo, sin o de tristeza, nostalgia y desolación.
De abandono frente a un deber con el que ha cargado en soledad y que no emprende ya con la altivez del triunfo. La llegada del anciano Tiresias anunciando negros presagios llena a Creonte de inquietud. En un principio se niega a aceptar su error, pero su seguridad se d smorona y, atemorizado, intenta evitar que se cumpla la condena de Antígon Pero cuando llegó adonde se encontraba ésta, vio como estaba a horcada y como agarrado a su cintura estaba su hijo Hemón, que había cargado su espada c ontra él, se la había clavado en el pecho, y en consecuencia había muerto.
Volviendo a su palacio, con su hljo en brazos, encuentra que su esposa, Eurídice, no había podido so portar la muerte de Hemón y tambi 0 Hemón y también ella decidió quitarse la vida. Éste es el papel que le queda a Creonte. por haber castigado a su sobrina, pues ésta había ado sepultura a Polinices, después de que éste muriera en comb ate contra su ciudad natal, Tebas, y de la que es Creonte el máximo representante, su hijo y heredero, Hemón , y su esposa, Eurídice, habían muerto.
Tuvieron que morir muchas p ersonas para que al final de la obra y sin remedio, Creonte se diera cuenta de su gran error de que una persona, por mucho poder político que tenga, siempre está por debajo de los d ioses y de las leyes «escritas» por ellos. Personajes Antígona : Es la protagonista indiscutible de la obra. Desde el pnncpio tiene muy claro lo que tiene que hacer y lo que debe hacer, pasando si hace falta po encima de los edictos del Rey de Tebas, su tío Creonte. Es consciente del peligro que cor re, al querer dar sepultura a su hermano Polinices, pero ella antepone la necesidad de no fallar a sus antepasados a su propia vida.
Ella dice llevarse por las leyes marc adas por los dioses, y no cree que ningún mortal pueda tener tanto poder como para ante ponerse a los dioses: «No era Zeus quien imponía tales órdenes, ni es la Justicia, que tiene s u trono con los dioses de 10 allá abaio, la que ha dictad los hombres, ni creí que oses de allá abajo, la que ha dictado tales leyes a los hombres, ni creí que tus bandos habían de ener tanta fuerza que habías tú, mortal, de prevalecer por encim a de las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Que no son de hoy ni de ayer, sino que viven en todos los tiempos y nadie sabe cuando aparecieron.
No iba yo a incurrir en I a ira de los dioses violando esas leyes por temor a los caprichos de hombre alguno[. .. ]Así que a mi, al menos, sucumbir en este lance no me duele mucho ni poco: el que el hijo de mi mlsma madre una vez muerto quedase insepulto, eso es lo que me dolería. Lo demá s a mi no me duele. Y si te parece que es locura lo que hago, quizás parezco loca a quien e s un loco» Antes de que ea abandonada en la cueva, cuando la llevan de vuelta al palacio, Antígona parece haber cambiado y comienza a sentirse sola ante su muerte: «Sin llantos, sin amigos, sin himeneos, me llevan ya, triste de mi, a este Vlaje inevitable.
Jamás me seré d ado ya, desventurada, ver el sagrado ojo del día; y mi muerte, muerte sin llantos, ningún ser amigo la llora» Al final, como Creonte, es castigada, pero con menos crueldad que a éste, ya que Sófocles castiga su dogmaticidad, pero no sus ideas, que probablemente compart e con el autor. Su muerte acarrea la muerte de Hemón, y la de éste conlleva la de su madre, Eur(dice. Creonte : Es el Rey de Tebas, padre de Hemón y tío de Antígona, : Es el Rey de Tebas, padre de Hemón y tío de Antígona, Ismere, P olinices y Eteocles.
Cree tener la razón cuando determina que Polinices no debe recibir sepultura, ya que a luchado contra su ciudad natal, pero no piensa en las conse cuencias que puede traerle esa decisión. Es un hombre soberbio, y el poder no le deja ver más allá de sus quien se propase a faltar las leyes o pretenda impone r las suyas a la autoridad, este tal no será quien escuche alabanzas mías. Al que la ciudad ha colocado en el trono, a ?se hay que obedecerle, en lo pequeño y en lo justo y en lo que n o lo es» «¿Y la ciudad va a dictarme a mi lo que yo tengo que mandar? también es tremen damente machista: «… Que a mi, mientras viva, no me domlna una mujer’ Solo se muestra indeciso cuando su adivino, Tiresias, le advierte d e las consecuencias que puede traer su decisión, aunque en un principio tampoco le hace caso. Al final, y tras los vaticinios de Tiresias, decide ir él mismo a salvar a Antígona: «Me v oy yo mismo, así, Sin más [… ] Que yo, pues éste es el consejo que he tomado, yo lo he hecho, yo lo tengo que deshacer por mi mismo.
Me voy temiendo que es lo mejor llegar al fin de la vida respetando las leyes establecidas» Ahí comienza a darse cuenta de sus errore s, pero no será hasta el 60F 10 es, pero no será hasta el final de la obra, cuando encuentre a su hijo y a su mujer muertos, cuando se de cuenta de que ha excedido sus limitaciones, y que se ha visto sobrepasado por el poder: «iAy de mi! A nadie, a nadie sino a mi se culpe jamás de este crimen. Yo te he muerto, hijo; yo, desdichado, lo confieso abiertamente. Sacadme de aquí, iOh sierv os! cuanto antes; sacadme fuera; yo ya no existo, yo ya no soy’. Sófocles le castiga uramente, ya que él se decanta claramente por «las leyes no escritas», las leyes divinas. Ismere • Es la hermana de Antígona, Polinices y Eteocles la sobrina de Cre onte. Al principio se escandaliza cuando su hermana le cuenta sus planes para pod er enterrar a Polinices, le dice que está loca y decide no prestarle su ayuda: Y ahora a no sotras dos, solas como hemos quedado, ¿qué muerte más atroz no nos espera, dime, si, a despecho de la ley, desafiamos los edictos y el poder del tirano?
Yo al menos pedi ré a los muertos que me lo dispensen, porque cedo ante el poder y acataré la autoridad co nstituida. Entremeterse demasiado es falta de juicio» Además es un personaje tremendam ente obediente para con su tío, para con el Rey de Tebas. Cuando es llamada por Creonte a su presencia, ésta admite haber tenido que ver con la sepultura de Polinices: «Mío es el hecho, si ésta me lo consiente; t engo parte en la culpa, cargo con ella», lo que Antígona se n cargo con ella», lo que Antígona se niega a oír.
Al final de la obra, e s uno de los pocos personajes que no muere. Hemón : Es el hijo de Creonte y el prometido de Antígona. AL principio de su aparición se muestra muy obediente con su padre y con la decisión tomada po éste: «Padre, tuyo soy. Tú me guíes dictando buenos consejos, que yo lo seguiré. No hay para mi bodas ni partldo más aceptable que tu sabia dirección» Pero intenta convencerle d e que se esté equivocando, y de que todo el pueblo está en contra suya. » con todo, también otros pueden tener un buen pensamiento.
A mí me toca naturalmente observar qué es lo que dicen por ahi o hacen o censuran de tus cosas, porque al ciudada no sencillo le infunde demaslado respeto tu presencia para poder decirte cosas que te han de irritar con sólo oírlas. A mí, en cambio, me es dado escuchar en la sombra como ora toda la ciudad a esta doncella, porque siendo la que menos lo merece de todas las muj eres, mueren afrentosamente en pago de acciones las más nobles, porque no c onsintió que su hermano muerto en la guerra quedara insepulto, pasto de perros carnicero s o de alguna ave de rapiña. ?No es tal mujer digna de dorada recompensa? [… ]NO vivas casado con tu propia opinión, aferrado en que como tú las dices así son las cosas y nad a más[… ]Por más sabio nunca es humillante para un hombre el aprender en muc que sea, hos casos de otros y el no aferrarse en demasía». En último lugar, pasa de la obediencia a la iscusión con su padre, en la que intenta convencer a su padre de que ha perdido la razó ny que el asunto se le está escapando de las manos.
Su aparición termina con estas pala bras a su padre, que quería matar a Antígona delante de él, por su irreverencia: «iCerc a de mí no! No lo creas, no; ni ella muere junto a mí, ni tú vuelves a ver mi cara con tus ojo s; pasea tu frenesí entre aquellos de los tuyos que te quieran aguantar’ Al final de la obra, se marcha donde está encerrada su amada y con su espada se quita la vida, agarrándose , con su último aliento de vida a Antígona.
Tiresias es un invidente, anciano y adivino de Creonte: «Príncipes de Teba s, dos venimos juntos acá con la vista de uno solo; pues así son los viajes de los ci egos, de la mano de un gura» Es el protagonista que únicamente hace cambiar de opinión a Creonte, aunque no desde el principio de su intervención, y le avisa de las desgracias que puede sufrir por sus declsiones sumamente prepotentes y dogmátlcas: «Y tú ten por m uy cierto que no han de cumplirse ya muchas vueltas del sol en su veloz carrera sin que tú mismo veas entregado, muerto por muerto, a un muerto por muerto, a un hijo de tu propia sangre; porque tienes e hado al mundo de abajo a quien es del de arriba, encerrando indignamente a un vivo en una tumba, y retienes aquí a un cadáver, posesión de los dioses infernales, sin sepulcro, sin ex equias, sin respeto. Todos son atropellos cometidos por ti [… ]Pasará un tiempo, nada largo, y llenarán tu propio palacio lamentos de hombre y lamentos de mujeres… » Esta intervención produce un cambio radical en el comportamiento de Creonte. Corifeo : Es el presidente del Coro de ancianos de Tebas.
Representa la m áxima autoridad después del Rey y se muestra muy cuidadoso a la hora de hablar con éste. Desde el principio sabe las consecuencias que puede traer la deci Sión tomada por Creonte, pero no se atreve a decirselo directamente, solo parece dispuesto cuando, después de los vaticinios de Tiresias, Creonte parece que ya ha entrado en razón: «Rey, se ha ido el hombre; misteriosos vaticinios ha pronunciado; desde que voy dej ando blanco este cabello, antes negro, nos consta que jamás dictó profecías falsas a nuestr o pueblo» Es el personaje que recomienda a Creonte que deje libre a Antígo na, y que entierre a Polinices: «Ve, y a la niña líbrala de aquella lóbrega morada, y al m uerto ábrele una tumba»