Adolecensia
Adolecensia gysertclo HOR6pR 17, 2011 | 10 pagos El Adolescente es soñador. Su vida es sueño. De independencia hacia atrás, de amor hacia adelante; de liberación hacia el pasado, de conquista y escalamiento y progreso y logros hacia el futuro.
Jaime Barylko Características generales de la adolescencia Según lo postulado por E-rikson en la etapa de Identidad vrs Confusión de Roles, el adolescente se percibe de la siguiente manera: Junto con la pubertad (12 a los 18 años) el adolescente experimentará una bús ueda de identidad una crisis de identidad, que reaviv anteriores, llevando mlsmo con un renov interior, integrando os adolescentes se v PACE 1 10 to View nut*ge sent a una de las etapas eva síntesis de sí inuidad, de cohesión dos.
Los padres de Iones nuevas que serán un nuevo reto para su misión orientadora. Las principales caracter[sticas de la identidad del adolescente son: a) a Perspectiva Temporal, orientación en el tiempo y en el espacio, asimilación de la experiencia con un aprovechamiento adecuado de los aspectos del intercambio interpersonal y de la sensibilidad (experiencia emocional). b) La Seguridad en Sí Mismo, sentimiento de la propia confiabilidad, sentido de la adecuación y organización de la vida personal. on el medio
A medida que las sociedades se industrializan, el período total de aprendizaje se prolonga, retrasándose consecuentemente la asunción de roles adultos. La «adolescencia larga» es un fenómeno relativamente reciente en nuestra sociedad. Debemos considerar que ha medida que el período adolescente se fue prolongando, se fueron haciendo cada vez más evidentes ciertas características de personalidad propias del mismo; por ejemplo, se ha postergado cada vez más la asunción de símbolos adultos, como la independencia económica y la terminación de los estudios, dado que se necesita cada vez ás educación para acceder al mercado laboral.
La cultura adolescente estable incluye, aparentemente, a toda persona de 11 a 25 años, aunque su duración varía, no solo según épocas, países y culturas, sino incluso dentro de una misma comunidad. Hoy en dl•a, por ejemplo, en el medio rural y los niveles socio-económicos más bajos la incorporación al mundo laboral y la delegación de responsabilidades adultas es más precoz que en los niveles 20F 10 incorporación al mundo laboral y la delegación de responsabilidades adultas es más precoz que en los niveles más altos o las zonas urbanas más desarrolladas.
Mientras en las sociedades primitlvas el pasaje del mundo infantil al adulto se concretaba en semanas o meses, luego de que el niño era instruido en las artes necesarias para obtener alimento, defender al pueblo, cazar y asumir con plenitud la condición de guerrero; en las sociedades actuales la duración de este periodo a variado considerablemente. Una de las cosas que más preocupa al adolescente es el logro de su identidad, el lugar que ocupa en el mundo. «Llegar a saber quien es uno mismo, cuales son sus creencias y valores, que es lo que quieren realizar en la vida y obtener de ella’ simplemente saber QUIEN ES.
El adolescente siente un fuerte anhelo de independizarse en muchos aspectos de su vida y cambia radicalmente la actitud frente a su familia, a si mismo, a sus amigos, al estudio. Ahora bien, debemos tener presente que la formación de la identidad en la adolescencia se realiza a partir de las identificaciones anteriores, infantiles y de su integración con otras nuevas. Mientras las identificaciones con los padres mantienen su significación, a éstas se añaden otras efectuadas con figuras ideales, amigos, compañeros, entro otros.
La formación de la identidad implica no solamente identificaciones a personas sino ambién a grupos, siendo en la adolescencia donde éstos últimos cobran significación. A la identificación con la familia se agregan ahora, las identificaciones con grupos religiosos, polticos, con determinada clase social o subcultura. La desubicación propia de 0 politicos, con determinada clase social o subcultura. La desubicación propia del adolescente está ligada a ésta búsqueda de modelos y a su proceso de identidad. «Este joven que no es niño, pero tampoco adulto, pretende ser lo que todavía no es y no admite ser lo que todavía es. La uniformidad en el vestir, el hablar o gesticular de las barras s una conducta común entre los miembros de un grupo: «es preferible disolver mi identidad personal en la identidad grupal antes de no poseer identidad alguna» – podría ser común escuchar de boca de un adolescente. La búsqueda de uniformidad que brinda seguridad y estima personal, puede llegar a ser tan intensa que la separación del grupo parece imposible, dando la impresión que el adolescente pertenece más al grupo de pares que a su grupo familiar.
Cuando un joven no encuentra identificaciones positivas en su medio familiar y social, puede llegar a adquirir una identidad negativa. Al no encontrar en sus padres o el medio, figuras claras y buenas para identificarse, podría recurrir a figuras inadecuadas, a las cuales idealiza. En la adolescencia se descubre la propia interioridad, la cual se pone de manifiesto por el aislamiento y la poca comunicación del joven. Esta característica suele preocupar a los miembros de su entorno, pero es necesario saber que esto no es patológico, sino que es una señal de evolución progresiva normal.
La elaboración de la identidad personal implica lograr un equilibrio entre la tendencia a diferenciarse, discriminarse, separarse de los demás; la tendencia a ser aceptado, a semejarse, a igualarse con ellos. Lo primero facilita la discriminación pero se corre el riesgo 40F 10 semejarse, a igualarse con ellos. Lo primero facilita la discriminación pero se corre el riesgo de aislarse. Lo segundo le dan un fuerte sentimiento de pertenencia, le permiten experimentar nuevos roles, pero se corre el riesgo de vaciarse, disolver su personalidad y esclavizarse a las modas y las imposiciones del grupo, en lugar de adaptarlas a lo personal.
Un equilibrio entre ambas tendencias permitirá un transito óptimo por ésta etapa del desarrollo. Por otra parte, la rebeldía es una característica t(pica de este período, encontrándose íntimamente relacionada con la búsqueda de identidad. Con el despertar de su personalidad, el adolescente toma conciencia de ser alguien diferente de los demás, y este afán de autoafirmación y diferenciación lo llevan a rebelarse contra la autoridad y desconfiar de lo que dicen los otros, especialmente los padres.
En la infancia, los chicos pueden ser desobedientes, pero en la adolescencia comienza la rebeldía propiamente dicha, la cual cuestiona la idea de subordinación y de obediencia. Durante la adolescencia no se producen cambios radicales en las funciones intelectuales, sino que la capacidad para entender problemas complejos se desarrolla gradualmente. El psicólogo francés Jean Piaget y B. Inhelder, investigaron en su obra «De la lógica del niño a la lógica adolescente», cómo en la adolescencia se pasa del estadio de las operaciones concretas al estadio formal.
Mientras que el niño sólo es capaz de pensar, manipular objetos, pensar sobre contenidos concretos y utilizar una lógica elemental (clasificación, numeración), el adolescente alcanza el último stadio de la inteligencia, el pensamiento ab numeración), el adolescente alcanza el último estadio de la inteligencia, el pensamiento abstracto. Entre las características funcionales del pensamiento formal suelen citarse las siguientes: Apertura al mundo de lo posible: el adolescente descubre que la vida tiene muchas posibilidades más allá de su experiencia personal.
Puede distinguir entre lo real y lo posible, probar hipótesis, trabajar con pensamientos abstractos. De niño podía amar a los padres y odiar a las cucarachas, ahora se puede amar la libertad y odiar la discriminación. Pensamiento lógico: el pensamiento formal se basa en proposiciones, no en realidades. Un adolescente es capaz de realizar inferencias o deducciones lógicas sin necesidad de tener en cuenta los datos concretos. Por ejemplo «todo A es B» es equivalente a ‘todo B es A’. Posibilita el razonamiento hipotético-deductivo: imaginemos un péndulo, un objeto que cuelga de una cuerda.
Podemos cambiar la longitud de la cuerda, el peso del objeto, la altura desde la que cuelga o la cantidad de fuerza que usamos para empujarlo. De estos cuatro, ¿qué factor o factores determinan la velocidad con que el péndulo se balancea?. Si queremos resolver este problema tenemos que utilizar el razonamiento hipótetico- deductivo. Este método consiste en establecer una hipótesis, deducir consecuencias y comprobarlas o verificarlas mediante la experimentación. Finalmente debemos interpretar los resultados de las sucesivas comprobaciones, rechazando las hipótesis falsas.
El adolescente es capaz de deducir conclusiones no sólo basadas en la observación de la realidad, sino también a partir de hipótesis. En el problema anterior, la única v 60F 10 observación de la realidad, sino también a partir de hipótesis. En l problema anterior, la única variable que determina la velocidad del péndulo es la longitud de la cuerda. pensamiento egocéntrico: esta forma de pensar, típica del adolescente, se caracteriza porque se concede un gran poder a la reflexión y a la abstracción.
Tiende a supervalorar las ideas como agente de cambio social, se cree que el mundo debe adaptarse a sus ideas y no ideas a la realidad. Además, al adolescente le cuesta diferenciar entre su punto de vista y el de su grupo social y, a menudo, cree que lo que piensa o le preocupa es similar a los pensamientos y preocupaciones de os demás. Abrirse a otros puntos de vista servirá al adolescente en su desarrollo social para poder participar de forma efectiva en la sociedad. Alcanzaré el equilibrio cuando comprenda que la función de la reflexión no es contradecir, sino predecir e interpretar la experiencia.
Por otra parte, y haciendo referencia en ésta oportunidad al lenguaje, consideramos que éste es un instrumento a partir del cual el adolescente moderno expresa su rebeldía. En realidad nos parece que muchas veces no importa tanto el contenido del mandato, como el vinculo que experimenta con aquel al cual lo irige; el tono de voz, los gestos que acompañan a las palabras, la carga emotiva que deposita en su lenguaje, nos parece que pasan a tener suma importancia. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que no todos los grupos de adolescentes se expresan con un lenguaje particular incomprensible.
Y que, muchas veces, las diferencias sociales también imponen términos y modos de giros lingüísticos distintos. En sociales también imponen términos y modos de giros lingüísticos En algunos ambientes, los chicos encuentran refugio entre los términos de la jerga: birra, faso, bondi, gulta… En otros, más refinados, la manera de hablar varía: obvio, cool, fashion Ante estos términos nos es posible interrogarnos: ¿Dónde lo aprenden? ¿En qué academia de idiomas? Seguramente, no lo han aprendido de un libro ni existe ningún tratado. Es algo que manejan entre ellos, en el grupo de amigos, en la calle.
Posiblemente un buen método de observación consistiría en prestar atención a una conversación telefónica, o lo que posiblemente resultaría más accesible, ingresar en una sala de «chat’ adolescente, para de ésta manera tomar contacto con su estilo de expresión. De esta manera los adolescentes demostrarán hasta que punto son hábiles en el manejo de este idioma peculiar. La conversación entre pares se convierte en expectante. En muchas ocasiones y como por arte de magia se pone en funcionamiento la charla más grotesca que uno pueda Imaginar.
Este lenguaje especial se caracteriza, entre otras cosas, por el cambio que deviene a la velocidad del rayo. La palabra hoy de moda «obvio», mañana cae en desuso y decirla demuestra que ya no se está «en la onda». A veces, las palabras provienen de expresiones televisivas como e programas humorísticos, talk shows o series adolescentes, entre otros (recuérdense frases popularizadas por personajes famoso); otras se popularizan sin saber por que y pasan de unos chicos a otros en las partes más alejadas del país.
En general, y de acuerdo a cierto número de bibliografía consultada, aunque no compartido por todos, 10 general, y de acuerdo a cierto número de bibliografía consultada, aunque no compartido por todos, el vocabulario de los adolescentes parecería reducirse a pocos términos; da la impresión que un número de jóvenes utilizan mucho las uletillas, las frases coloquiales, superficiales y reiterativas, aptas para comunicarse con los amigos ya que comprenden el código, pero totalmente insuficientes para una relación con adultos, algo que quizás los destacaría y les posibilitaría creerse originales.
Se trata de la ya clásica uniformidad adolescente que también aparece a la hora de expresarse. La necesidad de identificación y los rasgos de rebeldía adolescentes, permitirían suponer que los mismo en su ansia por separarse de los padres, desearían ser originales y sentir(an predilección por todo lo extravagante y diferente. Este afán de stilo propio parece manifestarse en la forma que tienen de vestir, hablar y relacionarse con sus amigos.
Puede que, incluso, a un número de ellos les de vergüenza hablar bien y con corrección, porque podrían ser asociados a un modelo de persona «integrada», algo que ellos todavía pareciera no quieren ser. Según opinión de ciertos teóricos, algunos adolescentes de esta edad no valoran hablar bien, con corrección y precisión, y prefieren darse a entender con pocos y definitivos sonidos. por eso, con frecuencia las palabras son reemplazadas por gestos: prefiriendo levantar los hombros a decir «no sé» Ahora bien, los riesgos de hablar poco o mal pueden advertirse claramente.
La pobreza del lenguaje puede indicar una pobreza de intereses, unos horizontes chatos o un mundo interior pequeño. Una persona con variedad de intereses, unos horizontes chatos o un mundo interior pequeño. Una persona con variedad de experiencias, consciente de sus sentimientos y emociones porta una riqueza interior que ha de desbordarse en palabras. puede aclarar el ejemplo de lo que ocurre en algunos pueblos esquimales, en los que cuentan con decenas de términos para designar la nieve, correspondiendo a sus experiencias.
No es lo mismo la nieve recién caída, que la helada, o la que tiene cristales de hielo, o la que puede ocultar una trampa, etc. Cada situación real pide una palabra distinta. En síntesis, mientras más lenguaje tiene una persona, más posibilidades tiene de conocer y entender. Además, y aunque no sean totalmente conscientes de ello, los chlcos y chicas adolescentes se encuentran en una etapa de formación. Hay profesiones, como el Derecho, las Ciencias Pollticas, la Pedagogía y el Periodismo en las que priman las destrezas orales, una buena expresión, estilo al hablar y escribir, etc.
Y es algo que no se aprende de la noche a la mañana. Una alternativa válida posible para mantener o en su defecto mejorar el lenguaje de los adolescentes podría ser el fomentar la conversación en familia, como una manera de ayudar a los jóvenes a expresarse mejor. Los acontecimientos diarios, los anecdóticos y los importantes, pueden convertirse en un buen punto de inicio para charlar. Así, podremos darnos cuenta de si su pobreza verbal se debe a desconocimiento de términos, a un mimetismo con su grupo de amigos o, lo que resultaría más grave, a una falta de interesesy de cortedad de miras.